ESTILOS
Cada cual tiene sus gustos, y todos son muy legítimos.
Ahora, por ejemplo, en los últimos desfiles de moda con
propuestas para la próxima temporada, los diseñadores están
desterrando la prenda íntima del sujetador. Es una tendencia que,
en meses, aseguran, se expandirá.
Lo que habrá que saber es cuál va a ser la reacción de las
empresas fabricantes de lencería, que a buen seguro se defenderán
con eslóganes y razones para no perder el jugoso beneficio que
obtienen en la venta de sostenes, sujetadores, tops o como los
quieran llamar.
Estoy bastante de acuerdo con la nuevas propuestas de la moda
porque, por lo que a mí respecta, tengo una idea muy particular de
cómo me resultan realmente fascinantes las mujeres. Para mí, están
seductoras, bellísimas, atractivas e irresistibles sencillamente
vestidas con un pantalón vaquero y una camisa de seda blanca, sin
sujetador, para que sientan cómo el suave tejido acaricia con sus
roces, al moverse, el terciopelo de los pezones.
La moda es cambiante; el canon de belleza, también. Pero, desde
siempre, yo he permanecido impasible a los cambios. Vaquero, camisa
de seda y nada más.
Es el estilo que me gusta. Hay otros, cada cual tendrá el suyo,
pero al igual que cada persona prefiere un género literario a la
hora de entregarse a la lectura, yo soy partidario de ese sencillo
modo de vestir en el momento de entregarme a la fantasía.
Y no me importa ser el único.
Texto y fotos: Antonio
Gómez Rufo