Thor de Donny Cates 1: El rey devorador

Opinión:

De un tiempo a esta parte, los tochos de Thor rezuman epicidad por los cuatro costados. La inmensa etapa de Jason Aaron es prueba de ello. Unos tomos que merecen ser leídos mientras de fondo escuchas tu playlist elaborada especialmente para tu disfrute particular y en la que no puede faltar la banda sonora de Thor: The dark world y un mix con otras composiciones fanfarreras capaces de poner la piel de gallina.

Aaron culminó su trabajo con la guerra de los reinos, Odín jubilado, Thor como rey de Asgard y Loki del reino de los gigantes de hielo y ahí es donde Donny Cates (del que solo he podido leer sus estupendos Babyteeth y God Country) continúa la historia, aprovechando esa cumbre, pero por otros derroteros.

"Thor de Donny Cates 1: El rey devorador", comienza con un Thor que se aburre. Echa de menos guerrear con elfos oscuros y gigantes, lanzar su martillo y destrozar todo lo que se cruce a su paso, batallar, salvar reinos y mundos… No está hecho para gobernar, decidir cuánta cerveza encargar para los fastos y devolverle las pullitas de turno a Iron Man... Y mira por donde, de la nada se presenta Galactus y le habla de una inminente amenaza, el Invierno Negro, que, de no detenerlo, acabará con Asgard y con todos los mundos. Fácilmente le convence para que sea su heraldo y poder enfrentarse juntos a la plaga estelar, pero claro, pronto estallarán las diferencias entre ambos titanes.

Por si fuera poco, a Thor cada vez le pesa más el martillo y no solo eso. ¡Cualquiera parece ser capaz de levantarlo! ¿Es posible que el hechizo que en su día forjó Odín en él vaya perdiendo su poder? ¿Qué está pasando?

       - «¿Qué se siente al sentarse en el trono de padre?

       - No sabría decirte, hermano. Solo me he sentado en el mío».

Más adelante, pasado ya el Invierno Negro, Thor se las tendrá que ver con un Donald Blake muy diferente al buen doctor al que estábamos acostumbrados. Un villano harto de su destino que va a hacérselas pasar canutas a todos los Thors habidos y por haber. Alguien tendrá que hacer algo, ¿no?

Este cómic es, como he dicho antes, épico, sobre todo en su primera parte. No resulta fácil desligarse de una etapa gloriosa como la precedente y abordar un nuevo camino que sea igual de satisfactorio tanto en dibujo (soberbio, me encantan las dobles páginas -splash-pages que dicen aquellos a los que les encanta hacer el amor con el idioma inglés-) como en calidad argumental. Asistimos a un Thor reinventado, tridimensional y divertido, con el que es fácil identificarse y con una (des)motivación comprensible.

Por desgracia Cates no pudo acabar la colección ya que sufrió un grave accidente de coche que le ha ocasionado problemas en un ojo y pérdidas de memoria, pero yo al menos no he notado ningún bajón de ritmo ni calidad en este primer número que engancha como los buenos cómics, así que puedo gritar que larga vida al único y legítimo rey: Thor.

Diego Palacios