Sammy 1970-1972

Opinión:

En su origen, la serie llevó el título de "Jack Attaway y Sammy Day", pero fue tal el protagonismo que cobró el personaje secundario que esta cambió de nombre. También es conocida como la serie de los "gorilas", como así se les denomina en varios de los episodios en los que esta pareja se ve envuelta: una mezcla de todos los subgéneros conocidos, tales como la mafia, el crimen organizado, los policías corruptos, los matones de barrio y, por supuesto, los gánsteres. Para diferenciarse un poco de todos ellos, toman distancia y presentan su actividad como una agencia de guardaespaldas; un servicio de protección del que no siempre salen bien parados.

Y es aquí donde se desarrolla todas las situaciones posibles, a base de gags y mucha metralleta que nunca acierta en el blanco, explosiones y persecuciones; aunque puede parecer que hay mucha violencia, en todos los casos está tratada dentro de un contexto donde se da rienda suelta al humor. Pero el ingrediente principal y más importante de estas historietas son los clientes para los que dan sus servicios: desde unos ancianitos a los que no hay quien cuide dentro de una mansión convertida en residencia, unas niñas que todavía van en carricoche y están comenzando a dar sus primeros pasos, hombres de negocios y mafiosos con demasiados enemigos o una pelea entre robots.

En ambos bandos no podían faltar los personajes secundarios, son ellos los que se llevan siempre la peor parte y contribuyen a que la historia que nos está contando el guionista Raoul Cauvin coja fuerza y se desarrolle en conjunto; una labor que interpreta de maravilla el dibujo de Berck por medio de unas viñetas en las que en ningún momento deja de haber movimiento y nos aguarda alguna sorpresa, como la aparición de Popeye y su novia Olivia presenciando un combate de boxeo. La paleta de colores, las expresiones en las caras o el trazo fino cuando se trata de plasmar la ciudad de Chicago tienen un gran poder de atracción.

Otro punto fuerte de esta serie es el formato de cada episodio, establecido en 22 páginas para las seis aventuras recogidas en este volumen y que pasarán en las próximas a ser de 44, dando así mayor recorrido a cada uno de los personajes. En cada una de las tramas el lector quedará atrapado por el ritmo y seguro que necesitará un respiro antes de afrontar la siguiente aventura, porque lo que queda claro es que una vez comenzado este integral es imposible dejarlo aparcado.

Los extras que nos regala la Editorial Dolmen, como siempre imprescindibles, nos abre las puertas a nuevas entregas; en mi caso, ya estoy deseando ver cómo evoluciona esta pareja y con qué nuevas aventuras me sorprenden.

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