Cuando no sabes qué decir

Opinión:

"Cuando no sabes qué decir"nos cuenta, en formato de novela gráfica (cómic) una historia de relaciones rotas, del paso del tiempo y de la soledad de los protagonistas; hechos que a veces vienen dados por no haber sabido reaccionar en el momento de la causa, por no haber sabido qué decir en el momento en que sucedieron los hechos... o por no haber querido ser consciente de ellos.

A través de los recuerdos de Manu, escritor y crítico de cine (recuerdos que le vienen al ser testigo de un accidente de circulación), seremos testigos de sus años universitarios, en los que se forjó una enorme amistad primero con aficionados como él al cine y al jazz (Roberto y Tom), y después con unas chicas que pasarían a integrar el "club Metrópolis" (Maider y Paula). Pero las relaciones y las amistades se pierden, a veces sin saber porqué, otras tal vez por la cobardía de no querer saberlo. El reencuentro de Manu con Maider años después saca a la luz el porqué de las rupturas; Maider y Roberto fueron novios, pero la relación acabó mal, muy mal, y eso fue la base para que todo el grupo se dispersara. Manu no sabe nada de eso, ha dejado pasar el tiempo con apatía y desgana, y sólo lo que le cuenta Maider hace que por fin reaccione; pero no es hasta que después, cuando es testigo de un accidente (un coche atropella a un perro, y otro perro lo mira todo sin reaccionar) cuando establece un paralelismo entre su situación y ese otro perro; él no reaccionó a lo que estaba sucediendo a su alrededor, y dejó que todo se viniera abajo sin actuar.

La novela gráfica está además salpicada de historias que les han sucedido, o que se cuentan entre ellos, como unos conciertos de Tete Montoliu a los que acudieron, una anécdota sobre la película "El crepúsculo de los dioses", un cuento que está ilustrando Maider, etc. Todo ello reflejado en las viñetas de este libro, como parte de la vida de los protagonistas.

El color que han elegido los autores es muy suave, y diferencia las distintas etapas en las que se va dividiendo la historia (que se van intercalando) para darnos cuenta del paso del tiempo, a la vez que las anécdotas sonre Tete Montoliu y "El crepúsculo de los dioses" son en blanco y negro justamente para señalarnos que son historias antiguas, contadas por alguno de los personajes.

Los dibujos son de trazo suave, casi caricaturesco, también para dar más énfasis a la historia en sí misma que a los personajes o al entorno, el cual por cierto nos muestra una ciudad de Valencia con lugares reales, y otros sacados de la imaginación de los autores, pero que les hubiese gustado que existieran de verdad y haberlos recorrido.

En resumen, un historia que mediante el dibujo nos muestra el paso del tiempo, la formación y ruptura de relaciones, la soledad, la indecisión. Todo ello en el marco de una Valencia que perfectamente puede existir, y salpicada de recuerdos, anécdotas e historias dentro de la historia principal.

J. Javier Arnau