Criaturas 1. La ciudad que nunca duerme

Opinión:

"Criaturas 1. La ciudad que nunca duerme" es una de esas novelas gráficas que querrías tener ya completas, todos los volúmenes, porque es disfrutable cien por cien. Además es óptima para desconectar cuando te cuesta enredarte con otras lecturas porque tiene varios ingredientes para acaparar tu atención.

Por un lado están los personajes, por otro la ambientación, la historia, la intrahistoria, el misterio de la niebla y el de los adultos poseídos ávidos de azúcar (sí, en este cómic hay también humor), el personaje de Yog-Sothot salido de los mitos de Cthulhu (sin duda los autores son fans de Lovecraft), la encuadernación, el dibujo y el color. Lo tiene TODO para gustar.

Me encantan esos ilustradores con talento para dibujar a los personajes con sus propias características y que no se parezcan unos a otros, que sean reconocibles a la primera, incluso de espaldas. De hecho en "Criaturas 1" hay un par de hermanos, Topo (el listo del grupo) y Testo (el más kamikaze e incontrolable) que podrían ser gemelos exactos pero el autor se ha ocupado de rapar la cabeza al mayor, y que Topo lleve melena y unas lentes con un parche en un ojo. Imposible equivocarte, es pura perfección.

Además de la definición ilustrada de los personajes y la ambientación (caos y destrucción, soledad, abandono… siempre ambientado en New York, en la ciudad, en el puerto…) también sus caracteres son diferentes, pero hay algo que no falla en este comic, y es el humor. Ves a niños con armas, pero también ves sus peleas y sus reacciones, y como todos están en la edad del pavo resulta muy divertido leerlo.

Otro punto a su favor es el personaje de Minus, el afroamericano albino. Como buenos lectores (y escuchadores) ya sabréis que hay aún quienes creen que los africanos albinos poseen poderes curativos -entre otras cosas- o son maldiciones andantes. Jugando con ese folklore los autores le han dado a Minus un poder psíquico, el de conseguir que pasen desapercibidos, pero la utilización de los poderes, ya sabéis, desgastan, y él aún es muy pequeño. Vainilla, su hermana, nunca lo abandonará, como tampoco su arma y su valentía.

Además está la niebla que se va acercando y que trae consigo algo muy lovecraftiano. En cuanto a los adultos van por ahí babeando y buscando comida dulce, son como zombis atontados pero también tienen una conexión que podría llamarse posesión con mente de colmena porque todos reaccionan ante un Amo: Yog-Sothot.

Aparece otro personaje, un adulto al que no le afecta esa "posesión" que encima tiene una biblioteca estupenda en su casa (y que también está algo pirado).

En esta novela gráfica, aparte de ver cómo reaccionan los niños ante la búsqueda de comida y la huida de los adultos caminando como zombis y hambrientos de cosas dulces, ocurren un par de cositas que amenizan mucho la aventura. Minus hará algo que afectará a todos, incluso a la madre sedada, y ese acto traerá cola después.

Aunque aparecen los mitos de Cthulhu no hace falta ser conocedor de la obra de Lovecraft (de hecho mola para picar el gusanillo a quienes desconocen las fantasías oscurísimas y monstruosas del autor) y por el humor y el hecho de que los personajes sean en su mayoría críos, también puede ser un gran álbum para jóvenes a los que les encantan las aventuras de terror y humor.

El final es de los que te dejan con unas ganas locas de querer YA el siguiente volumen. ¿Cómo pueden hacernos esto? ¡¿Cómo?! Suerte que no me como las uñas ¡Fantástico y muy recomendado!

Anika Lillo