Brutal. Confesiones de un detective de homicidios 1

Opinión:

"Brutal: Confesiones de un detective de homicidios 1" es el primer volumen de una serie firmada por Kei Koga y Ryo Izawa y que tiene como protagonista a Hiroki Dan, un detective de homicidios con un truculento secreto personal, pues fuera del trabajo es un peculiar asesino en serie, con un historial tan amplio como también desconocido por las autoridades, pues no lo han relacionado de ninguna manera.

Aun siendo Hiroki Dan el hilo conductor de la serie, su protagonismo va, al menos en las circunstancias presentes en este volumen, a remolque de los hechos que hayan ocurrido antes, puesto que, tal como va actuando, su actividad delictiva tiene las características de un vengador justiciero, lo que choca un poco con esa definición previa de asesino en serie, que lo es, pero la cuestión es que casi siempre el lector podrá encontrar elementos a su favor, que le descargarían de la culpa, por más que se regodee con el sufrimiento de sus víctimas.

Así será que cada caso tendrá un escenario inicial propio, que podrá ser de lo más tremebundo, por decirlo finamente, ya que muchas veces serán situaciones muy ofensivas para cualquier persona con un mínimo de empatía emocional. No obstante, la editorial ya pone una nota, aunque sea en la contraportada, advirtiendo sobre la crudeza de las escenas, que podrían provocar una intensa respuesta emocional y también herir su propia sensibilidad.

Esta entrega tiene cuatro capítulos, conteniendo el primero una historia completa y desarrollándose otra durante los tres restantes. Es como si la primera fuese la presentación del protagonista y luego se hubiese repartido la siguiente en varias entregas para que fuese mucho más completa.

En esos capítulos también sucede algo que me ha chocado, puesto que hay una compañera policía, Mamiya Ryo, que se le acerca para hacerle una confidencia, que tanto puede ser una incitación a que investigue como para cualquier otra cosa. Ya se verá en las siguientes entregas si esa relación cercana tiene continuidad o ha sido cosa del momento y no tiene más recorrido.

Aunque las escenas reproducidas son bastante escabrosas, el tratamiento de la narración colabora para que las sensaciones del lector vayan encaminadas al castigo de los criminales, lo que, en cierta manera, le hará sentirse como un cómplice de Hiroki. Sea como sea, este es un cómic que se devora en un santiamén y deja con muchas ganas de seguir las aventuras de ese, tan cercano como entrañable, asesino en serie.

Selin