Pobre Lampil (1982-2009) Integral 2

Opinión:

El duelo representado en la portada es un avance de lo que nos vamos a encontrar en su interior, lo cual tiene mucho de autocrítica. El buen hacer de la pareja hace pensar en una convivencia pacífica y de buena amistad entre ellos, aun así, se empeñan en dibujarnos los encontronazos y discusiones que surgen por el mal carácter de un Lampil desquiciado y neurótico.

Los guiones, los cuales podría pensarse que pertenecen a Lambil, parodiándose por medio de Lampil, son obra de Cauvin; quién mejor que él para ayudar a su compañero a reírse de sí mismo, que al fin y al cabo es lo que ambos pretenden, pues el guionista queda incluido junto a su compañero de fatigas. Así queda reflejado en innumerables viñetas, sobre todo en las que, en la parte final, hacen referencia a la cercanía a la vejez de los protagonistas, donde intentan poner un poco de humor a las sensaciones que tienen por la falta de ideas o un pulso que ya no es el de antes; lo que les lleva a presentar algunos aspectos de su vida, en un ejercicio de autocompasión o intento de pasar página.

Cabe destacar el excelente trabajo que hay en cada viñeta, donde se nos muestran detalles que no se pueden pasar por alto porque son en sí mismos un documento con el que poder apreciar una época; la decoración, el mobiliario o los elementos más comunes nos narran esa evolución sin necesidad de las palabras. En una búsqueda en mayor profundidad se pueden contemplar el trabajo realizado en el segundo plano de las viñetas, en los fondos, donde sorprende la imaginación para componer los escenarios. El dibujo y colorido a los que me tiene acostumbrado Willy Lambil en la serie Casacas Azules continúan teniendo la atracción de frescura que le caracteriza.

Historietas que el lector puede caer en la tentación de leer de manera apresurada, sobre todo cuando en alguna de ellas queda cautivado por los diálogos y cae en la trampa de querer, necesitar, seguir conociendo a estos dos personajes. Mi consejo es disfrutarlo a lo largo del tiempo y recurrir a ellas para desconectar unos minutos con una sonrisa, que no carcajada, y disfrutar de su lectura como lo hicieron aquellos que las leyeron en la revista Spirou en la sección Carta Blanca, un espacio reservado a la libre creación de guionistas y dibujantes.

En los extras conoceremos de primera mano cuánto hay de ficción y de realidad, así como de las mentiras que alguna vez se han vertido sobre ellos. Un cierre perfecto con el que es inevitable volver a dejarse sorprender por cada una de estas pequeñas historias.

Porlomenix