Casacas Azules 2008-2010

Opinión:

"Azules en la niebla". Una misión para llevar correspondencia a un campamento junto al río Tennessee se convierte en una nueva aventura para nuestros amigos quienes tendrán que introducirse en las líneas enemigas de los confederados para saber el número de soldados y de cuánta artillería disponen. Sus habituales metidas de pata y falta de disciplina les sitúa en primera línea de este divertido combate donde demuestran no servir ni para trabajar en la intendencia. Las deserciones por estar hartos de la guerra o por el sentimiento de vuelta al hogar, mucho más fuerte que el deber patriótico que habían sentido los soldados para alistarse en el ejército, era algo común tanto en los ejércitos del Norte como del Sur y que de alguna forma les unía; una situación que no solo se ve en esta aventura sino que es palpable en otros capítulos de la serie.

En el episodio titulado "Casacas de sangre azul" se rinde homenaje a los soldados franceses que participaron en la guerra de Secesión. Como aprenderemos en las notas finales de este volumen algunos cruzaron el Atlántico por el mero deseo de aventura y los que ya habitaban en los Estados, aún por unir, lo hicieron por agradecimiento; ambos, defendiendo los ideales de su propia revolución. Lo que resulta más curioso es el hecho de que unos se alistaran en el bando de los unionistas y otros en el de los confederados; por lo que lucharon enfrentados en una guerra que no era la suya. De todas las aventuras que llevo leídas esta me ha parecido que se aleja del tono divertido al que me tiene acostumbrado la pareja, aunque el contenido si es cierto que me ha mostrado otra cara de la guerra que suele pasar desapercibida como es el cansancio y el aburrimiento de la tropa.

El protagonismo de la última aventura con la que da fin a este volumen recae en una mujer, la cirujana Mary Edwards Walker, "Miss Walker", condecorada con la medalla de honor del Congreso de los Estados Unidos por su labor durante la guerra y que además pasó a la historia por conseguir el derecho al voto de las mujeres. Su personaje impacta por la contundencia con la que trata a todos los hombres, desde los soldados hasta los generales; un comportamiento que han de sufrir el sargento Chesterfield y el cabo Blutch, quienes estarán a su servicio, o mejor dicho, a sus órdenes. Su actitud en contra del tabaco y del alcohol va minando a los soldados por lo que la tienden una trampa para que caiga del lado de los confederados y sea a ellos a los que haga desertar. Un episodio que tiene mucho de histórico y donde también resalta su forma de vestir, todo un hito para la época. En este caso el homenaje es para las mujeres que se dedicaron a todo tipo de actividad durante la guerra e incluso luchando en el ejército.

Sea cual sea el tema que nos propone Raoul Cauvin, el material que nos acerca, y que tan bien sabe interpretar Willy Lambil con su dibujo, continúa sorprendiendo por su inagotable fuente de información de la Historia de los Estados Unidos durante la guerra de Secesión. En este caso, las anotaciones finales son más largas que en volúmenes anteriores, con unos extras que complementan a la perfección los distintos episodios y que se cierran con sendas entrevistas al guionista y al dibujante en las que podemos conocer un poco más acerca del proceso de creación de sus historietas, de qué manera afectan sus cambios de humor a la serie o la evolución de los personajes.

Viñetas alegres y llenas de color, y situaciones imposibles; suficientes para sacar una sonrisa al lector. Qué mejor manera de acompañar a Blutch y Chesterfield, quienes parece, solo parece, haber dejado a un lado la acción y dedicarse más a observar esta larga guerra; aunque los que los conocemos bien sabemos que en cualquier momento cambian de actitud y les es imposible decir que no a una nueva aventura, que en mi caso espero que no tarde demasiado.

Porlomenix