SADO-MASOQUISMO
En estos tiempos de violencia física o psicológica sobre las
mujeres, con su dramática secuela de asesinatos causados por
bestias machistas que harían bien en suicidarse antes y dejar para
luego sus intenciones criminales, una buena parte de la literatura
sadomasoquista estaría condenada por la sociedad y pocas
editoriales se atreverían a publicar novelas de tales
características.
Estoy pensando, por ejemplo, en "La Venus de las pieles", que
este año cuenta con estrenos de película y de obra de teatro; una
novela de Sacher-Masoch que fue un aldabonazo en su tiempo por
plantear una relación de sumisión masoquista y que hoy, escrita por
un autor contemporáneo, sería objeto de grandes censuras morales,
aunque su moraleja fue la defensa de la igualdad entre mujeres y
hombres.
Incluso cuando la relación víctima-verdugo sexual en aquella
novela es similar a la de Pierre Loüys en "La mujer y el pelele",
esto es, que ellas ejercen de verdugo y los hombres de víctima.
El masoquismo, concepto nacido de la novela de
Sacher-Masoch y el sadismo, en referencia a las obras del marqués
de Sade, son transgresiones sexuales tan lícitas como cualquier
otra práctica sexual, siguiendo la opinión del célebre
profesor Castilla del Pino que aseguraba
que en el sexo no hay perversiones, sino
transgresiones.
Con todo ello quiero decir que nada está prohibido en el sexo si
se practica de común acuerdo. Y que hoy somos infinitamente menos
libres a la hora de escribir y publicar según qué temas. Así pues,
¿va el mundo hacia adelante o hacia atrás? ¿Nos estamos dejando en
el camino jirones de libertad en nombre de una moral cambiante que
hoy impera y que mañana puede ser tan despreciada como lo han sido
otras muchas pautas morales a lo largo de la historia?
Pienso en ello a ratos. Aunque tampoco mucho, no vaya usted a
creer...
Texto y foto: Antonio
Gómez Rufo