RED DE REDES
La otra noche mantuve una larga conversación con unas amigas que
insistían en que debería volver a publicarse la colección La
Sonrisa Vertical que, como se sabe, publicaba novelas de género
erótico o pornográficos (una distinción poco clara, si se atiende a
la definición de que el erotismo es la pornografía vestida por
Christian Dior).
La discusión, desde muy pronto, me recordó a aquel otro debate
que mantuve hace unos años con Berlanga, convencido él de que la sociedad se estaba volviendo muy
conservadora porque el erotismo estaba desapareciendo, en las
películas y en los libros. Para zanjar la cuestión, tuve que sentar
a Luis ante un ordenador y mostrarle los miles de páginas web
dedicadas explícitamente al sexo, suave y duro, erótico y
pornográfico. Entonces se convenció de que había más erotismo que
nunca, si bien el canal era otro.
Con mis amigas tuve que recurrir a un sistema parecido. Una vez
dejado claro que las simplezas de Grey y similares eran otra cosa,
les mostré la infinidad de textos de contenido erótico de la red,
una auténtica red de redes, convenciéndolas por tanto de que
publicar libros de ese género en estos momentos, con el descenso
aterrador de la venta de libros, era un mal negocio, porque de lo
contrario las editoriales no se lo pensarían ni un momento.
Así las cosas, acabamos coincidiendo en que era cierto que el
erotismo (o pornografía, según se quiera calificar) estaba más
presente que nunca y lo que hacía falta, y lo más sano para todos,
era dejarse de hipocresías, no mirar tanto internet y pasar
decididamente a la acción.
La noche, claro está, fue luego intensa y larga…
Texto y foto: Antonio
Gómez Rufo