Vida de un idiota y otras confesiones

Opinión:

"Vida de un idiota y otras confesiones" es un libro íntimo, de una tristeza contenida, no expresada siempre de manera literal pero que sin duda está ahí. Ryünosuke Akutagawa (1892-1927), conocido en el mundo occidental sobre todo desde que en 1950 el popular director de cine Akira Kurosawa adaptara su obra Rashomon, ambientada en el Japón del siglo XII, tuvo siempre una vida complicada, taciturna, que finalmente le llevó al suicidio con solamente treinta y cinco años. Durante mucho tiempo vivió con la obsesión del miedo a enfermar mentalmente, porque en su familia había antecedentes de ello. Su madre enfermó cuando él era muy joven, y él siempre estaría marcado por la convivencia con la demencia y el pánico a que también se desatara en él.

Varios relatos de los siete contenidos en este libro que ahora Alianza editorial nos ofrece tienen como motivo central o subidea esta preocupación: qué pasa en ti y en tu entorno cuando la locura se adueña de una persona. Resulta especialmente estremecedor al respecto el relato llamado "Registro de defunciones", cuyo texto se abre con la brutal frase: "Mi madre estaba loca", a bocajarro. Hay por tanto mucho de autobiografía en ellos, de manera que conocer los textos es ir conociendo al autor de los mismos y desentrañar unos pensamientos que tienen mucho de existencialistas y en los que reina su obsesión con el desequilibrio y la muerte. "Las mandarinas", el relato que abre el volumen, es bastante distinto al resto, algo más luminoso, una historia tierna de percepción de la pobreza, a partir de la anécdota del encuentro con una niña en un viaje en tren. Dentro del relato "Extractos de la agenda de Yasukichi" hay un mini relato llamado "Guau" que merece ser estudiado, leído en profundidad. Es un texto que explica con negro pesimismo el origen de la crueldad humana. En mi opinión, la joya de estas páginas.

Los tres últimos relatos: "Engranajes", "Vida de un idiota" (que da título al libro), y "Nota enviada a un viejo amigo" solamente han sido publicados póstumamente, y mantienen esa dura oscuridad.

Para hacer más fácil el camino al lector, la editorial ha dotado a la obra de una nota preliminar al texto y un glosario de términos japoneses, que permite salvar en gran medida la distancia cultural. Una recomendación para quienes quieren seguir caminando en el conocimiento de la literatura japonesa. El título es una muestra más de la alianza entre Satori ediciones y Alianza editorial. Lo que se ofrece ahora en Alianza es, por tanto, el mismo libro con la misma traducción que vendiera Satori en 2011.

Rafael Ruiz Pleguezuelos