Una casa de tierra

Opinión:

A veces es complicado explicar una historia fuera del contexto donde se relata, fuera del tiempo y de las circunstancias de quien la escribe. Es por ello que las cuidadas edición e introducción de Douglas Brinkley y Johnny Depp procuran establecer ese vínculo entre el autor y su pasado, entre el contexto de la novela y la realidad de Woody Guthrie, un cantautor de folk cautivado por ideas revolucionarias como el uso de la tierra para crear adobe, un material barato y duradero que resistiría tormentas de arena y las termitas que devoran las casas de los habitantes de la región donde vive, Texas. Aunque Guthrie es mucho más que eso (pero esa, esa es otra historia), su incombustible anhelo de una tierra para todos se ve reflejada en la letra de una de sus más conocidas canciones "This land is your land".  http://www.youtube.com/watch?v=XaI5IRuS2aE

Rescatada de entre papeles dispersos, la familia de Woody Guthrie decidió publicar esta obra, escrita en el 47, pero que habla de una época anterior más triste: la depresión del 29 del pasado siglo. Un tiempo doloroso para los Estados Unidos, lleno de incertidumbre y malos presagios, que levantó iras, protestas, inconformidad.

Así, esta novela que se escribe con la madurez del pasado vivido, desarrolla una trama que tiene cierto tinte a lugar común, pero que nos descubre un mundo nuevo, telúrico, lleno de matices: pobreza material, riqueza espiritual, diferencias sociales que el amor nunca tuvo en cuenta, una sexualidad intensa, acometida desde las entrañas para dar cuenta de un amor que va más allá de la piel, un amor por la tierra, estableciendo vínculos mayores -casi tutelares-, con el entorno, que contribuye a darle una sugerente mirada a una historia que parece lugar común, pero que ciertamente no lo es.

Ella May y Tike, los protagonistas de esta historia están magníficamente tratados, incluso en su lenguaje, que el autor se esmera en reproducir fielmente, como buen hijo de su tierra, podemos verlos a través de la lectura, palparlos, les vemos sonreir y llorar, amar y trabajar, sudar, vivir. Empatizamos con sus emociones y vicisitudes, peleas y reconciliaciones, con su día a día tan lleno de pequeñas complicidades.

Sin embargo, hay un tercer protagonista, que es el propio Guthrie: él imprime su pensamiento en cada una de las frases que escribe: comprometido con su tierra, pone en las palabras de Ella May y de Tike sus propias palabras, sus ideales, sus anhelos.

Podríamos incluso hablar de un cuarto protagonista: la casa donde viven Ella May y Tike, ella cruje, suspira, se deshace en polvillo víctima del viento y las termitas, metáfora de lo frágil y de lo perecedero, opuesto al sueño de la pareja de granjeros, pero, ¿cómo hacer posible un sueño si la tierra no te pertenece?

Esta es una novela colmada de símbolos, potente, visceral, con un lenguaje llano, directo, sin tapujos, pero que no deja de ser, en sí, una gran metáfora de la vida, por lo ardua, por lo "cuesta arriba" que se pone todo, por la esperanza en un tiempo donde nada se espera.

Carol Inabé Barba