Un mundo para el olvido

Opinión:

"Un mundo para el olvido" es una novela muy corta que nos presenta un mundo acuático en el que las algas son capaces de borrar por completo todo lo aprendido por el cerebro de las personas. ¿Y quién puede estar interesado en un planeta así? Las farmacéuticas, así que se coloniza. Pero un accidente en una nave repleta de convictos hizo que una serie de personas comenzaran a habitar el planeta y se adaptaran a él, sintiéndose nativos del mismo y luchando contra los que amenazan su forma de vida. En ese sentido, la ambientación es soberbia y tiene mucho potencial, presentándose todo de una forma amigable y pausada a través del punto de vista de un recién llegado al planeta.

Sin embargo, los personajes y la trama, cuando esta empieza a volverse compleja, no están a la altura del resto. Me ha dado la sensación de que, a partir de cierto punto, Dioni Arroyo, impaciente por cerrar, quiere meter demasiadas temáticas sin detenerse todo lo necesario a desarrollarlas. Esto hace que de repente todo ocurra demasiado rápido y que no se profundice apenas en lo que están sintiendo los personajes, más allá de lo que expresan a través de los diálogos y de sus acciones, o en todo lo referente a los nativos.

El desenlace y las decisiones tomadas por el protagonista también son precipitados; he echado de menos que se profundizara más en lo que pasa después de que todas las corruptelas fueran desveladas (y no solo se hablara de ello de pasada). Por ejemplo, reacciones cuando vuelve, cómo se desarrollan las negociaciones más al detalle... (siento ser tan críptica, no quiero meter spoilers), en definitiva, hacían falta unas cuantas páginas más para cerrar en detalle lo que se presentó con tanto cuidado.

Por otro lado, debo decir que una coma entre sujeto y predicado en la sinopsis me echó para atrás en un principio, y no sin razón, porque me he encontrado unas cuantas más a lo largo del libro. Es una tontería, pero estaría bien que para una próxima edición lo tuvieran en cuenta. A pesar de todo, es entretenido.

Déborah F. Muñoz