Turín no es Buenos Aires

Opinión:

"Turín no es Buenos Aires" es una novela de detectives de corte clásico en la que un caso menor aparentemente fácil de resolver (aunque con malas perspectivas para la víctima) se convierte en un camino de pistas que lleva a descubrimientos cada vez más complejos y sorprendentes.

El protagonista, de padre argentino y madre italiana, con un pasado como policía en Argentina y un presente como detective privado en Turín, tiene muchas de las características de los clásicos detectives del cine y la literatura: un tanto mujeriego, de hábitos alimenticios no del todo sanos, fumador empedernido, proclive a tomar alcohol pero sin ser un borracho, jugador pero sin ser adicto al juego, siempre pillado de pasta y un tipo duro pero con un buen fondo a su pesar.

A lo largo del caso, se irá topando con todo tipo de personajes, desde antiguas prostitutas (prácticamente todo el elenco femenino es o ha sido de la profesión más antigua del mundo) y travestis hasta gente del mundillo académico, pasando por figuras de autoridad y periodistas de sucesos. La propia Turín y su entorno es un personaje más de esta novela, con descripciones detalladas de los distintos ambientes y sus gentes.

El libro toca de cerca el tema de la inmigración, no solo porque el protagonista mismo es un inmigrante legal que no puede evitar las comparaciones entre Turín y su patria, sino también porque la chica desaparecida es una inmigrante ilegal y, de hecho, su madre, que sí tiene papeles, acude a Héctor porque no quiere alertar a las autoridades, que de encontrarla podrían gestionarlo todo para expulsar a la joven del país. Esta situación de precariedad, sumada a acontecimientos del pasado de la chica, la ponen en una situación en la que decide llevar una doble vida que complicará un poco las cosas al detective, pero no tanto como cuando una pista inesperada dé un giro completo a la investigación.

No puedo explicar en qué consiste dicho giro para no chafarlo a futuros lectores, pero en ese punto la lectura pasa de rutinaria pero amena a trepidante pero un poco en el límite de lo forzado, con quizás demasiadas coincidencias que encaminan a Héctor hacia la resolución final, que deja un poco de regusto amargo aunque se veía venir.

En definitiva, una lectura amena, sin sorpresas pero disfrutable.

Déborah F. Muñoz