Anika entre libros

Tristeza

Ficha realizada por: Darío Luque
Tristeza

Título: Tristeza
Título Original: (Tristeza, 2022)
Autor: Víctor Herrero de Miguel
Editorial: Editorial PPC
Colección: Pecados Capitales


Copyright:

© 2022, Víctor Herrero de Miguel
© 2022, PPC, Editorial y Distribuidora, SA

Edición: 1ª Edición: Noviembre 2022
ISBN: 9788428839402
Tapa: Blanda, Bolsillo
Etiquetas: religión crítica diario duelo muerte ensayo ética moral filosofía literatura española mitología reflexiones didáctico sentimientos sobre literatura teología tristeza tratado filosófico
Nº de páginas: 117

Argumento:

Cuando Evagrio Póntico, en el siglo IV, escribió por primera vez sobre los pecados capitales, enumeró ocho vicios o pensamientos malvados que el hombre debía combatir. El octavo, que Gregorio I dejaría fuera de la lista, era la tristeza, un sentimiento involuntario que, ciertamente, nos condena a la inacción y nos aparta del recto vivir. No obstante, la tristeza puede estar motivada por muchas causas y motivos, pero sí es cierto que la pérdida de una persona querida da origen a uno de los pesares más amargos. En este pequeño ensayo, Víctor Herrero de Miguel, fraile capuchino y profesor en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, asume el difícil reto de escribir sobre la tristeza apenas unas semanas después de haber perdido a su madre. El duelo se convierte en estas páginas en motivo de reflexión a lo largo de siete capítulos en los que pensamiento y emoción se abrazan para atravesar los claroscuros de la desolación.

"Tristeza" es uno de los nueve libros que forman la colección Pecados Capitales, con la que la editorial PPC trata de promover una reflexión crítica e intelectual en torno a los vicios y a las faltas humanas.

 

Opinión:

 

Apenas un mes después de morir su madre, el fraile y profesor Víctor Herrero se siente anegado por la tristeza cuando contempla el nombre de su progenitora grabado sobre la lápida mortuoria. El duelo que había emprendido tiempo atrás, cuando la existencia de una metástasis fatal reveló que el tiempo era limitado, se canaliza en estas páginas como una forma de autodescubrimiento, tratando de pensar la tristeza como una herramienta privilegiada para sondear los lugares comunes del sentir humano. De esta forma, el autor propone un cruce entre dos formatos complementarios -el ensayo y el diario- para explorar, a lo largo de una semana, los estragos de la tristeza, los cauces del pensamiento bajo su estado de apatía y, sobre todo, el imaginario estético y conceptual que despierta este sentimiento que alguna vez fue concebido como un pecado más en la lista de los vicios a combatir por el hombre. En cierta forma, lo que propone Herrero es un cruce entre la semana bíblica y la semana mitológica, pues las asociaciones que en ambas tradiciones despierta cada día de la semana constituyen los cauces temáticos de la escritura.

El lunes, por ejemplo, se asocia con la luna, imagen nocturna que propicia una acertada vinculación entre la tristeza y el sueño, entre el horizonte de imposible cumplimiento que nos abre el sueño y la imposibilidad para soportar ciertas tristezas. Es también este primer capítulo el que, como punto de partida, permite al autor reflexionar con más soltura sobre las representaciones de la tristeza en la tradición literaria, y para ello se remonta a la tan citada lágrima en los ojos del Cid Campeador. El martes, asociado al dios de la guerra, trae consigo unas páginas de gran hondura emocional en las que el autor transita por las lágrimas que hace derramar la guerra. Los "Desastres de la guerra" de Goya y la desolación de Aquiles por la muerte de Patroclo son algunos de los pasajes que le permiten ahondar en la bella y cruel polisemia de la palabra 'duelo'. En cuanto al miércoles, día de mercado, la reflexión se inicia en el arte de ofrecer y adquirir lo que nos es preciso y continúa por los cauces de la bondad y el consuelo. Es también el dios mensajero el que propicia una reflexión sobre la hermenéutica o el arte de interpretar, un aspecto crucial de la realidad humana porque, en palabras del autor, "el amor es ficción, intento de traducir lo que nunca podrá ser desvelado". Nuestra existencia no es, por tanto, más que un digno esfuerzo por traducir lo intraducible.

El jueves, día de Júpiter y, por tanto, del orden en el mundo, Víctor Herrero se pregunta por la naturaleza de la tristeza. ¿Es la tristeza la consecuencia irremediable del desorden del mundo o es, por el contrario, causa del desamparo del mundo? ¿Es acaso tan natural la tristeza como la rosa y la idea de Dios? Apoyándose en fragmentos de Heidegger y de Josep Maria Esquirol, el autor nos hace ver cómo ciertas formas de tristeza pueden estar relacionadas con la toma de conciencia y con el autoconocimiento de uno mismo. Las páginas dedicadas al viernes, día importante en Jerusalén, son quizás las más religiosas de todo el libro, pues en ella se explora la conciencia cristiana del sujeto en relación con la otredad. El sábado nos acerca al entierro de Abel, la primera muerte humana sobre la faz de la tierra, y a la tristeza de Francisco de Asís, y finalmente es en el domingo donde encontramos la auténtica revelación del ensayo, una propuesta de vivir y sentir la tristeza a partir de una de las más bellas citas de Simone Weil: "lo contrario de la tristeza es la realidad".

 

Darío Luque

 

 

 

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