Todos somos villanos
Título: Todos somos villanos
Título Original: (If We Were Villians, 2020)
Autor: M. L. Rio
Editorial:
Umbriel
Colección: Umbriel narrativa
Copyright:
© 2017 by M. L. Río
© de la traducción 2019 by Julieta María Gorlero
© 2020, 2023 by Ediciones Urano, S.A.U.
Edición: Edición: Marzo 2023
ISBN: 9788419030474
Tapa: Blanda
Etiquetas: amistad actores asesinatos asesinos género negro drama narrativa intriga literatura estadounidense novela teatro thriller secretos suspense obsesiones Shakespeare locura rivales perfección identidad
Nº de páginas: 352
Argumento:
El día que Oliver Marks cumple su condena, el hombre que lo puso en la cárcel está esperándolo a la salida. El detective Colborne quiere saber la verdad y, después de diez años, Oliver finalmente está listo para contársela.
Una década atrás, Oliver es uno de los siete actores shakespearianos en el Conservatorio Clásico Dellecher, un lugar donde rige la cruda ambición y la competencia feroz. En este Oliver y sus amigos interpretan los mismos papeles arriba y abajo del escenario: el héroe, el villano, el tirano, la seductora, la ingenua, los extras.
Pero en su cuarto y último año de conservatorio, las rivalidades amistosas se vuelven desagradables, y en la noche de estreno, la violencia real invade el mundo de fantasía de los estudiantes. Por la mañana, los chicos de cuarto año deben enfrentar su propia tragedia y su desafío actoral más difícil: convencerse unos a otros y a la policía de que son inocentes.
Opinión:
Marisa Costa
Como escritora estadounidense, M. L. Rio, nació en Miami y creció en Carolina del Norte. A lo largo de su trayectoria ha trabajado en diversas librerías, así como en teatros.
Esta experiencia, así como la obtención del máster en Estudios sobre Shakespeare en el King's College de Londres, le ha llevado a lanzar con éxito su debut "Todos somos villanos". Una obra publicada en más diez países que, a día de hoy, se ha convertido en un bestseller internacional.
Con una narrativa pulcra, directa y poética, M. L. Rio se adentra en el mundo "Dark Academia" al ambientar su novela en una institución de artes en donde solo los estudiantes más cualificados podrán permanecer hasta el último curso.
Lo primero que llama la atención es la forma tan original en la que se estructura el libro, pues la autora integra a la narración algunas de las características más distintivas del teatro. De este modo, la novela se encuentra dividida en actos y escenas que irán aportando la información necesaria para desentrañar el misterio que encierra la trama. Así mismo, se incorporan, a veces, acotaciones o el nombre de los personajes antes del diálogo, como si de un guion se tratara, fusionando ambos géneros literarios y otorgándole un poder mayor a la esencia del libro.
El flashback es uno de los grandes recursos que enfocan la trama, ya que la acción se inicia en un presente que origina en el lector una tensión e intriga por saber los motivos que han llevado al protagonista a esa situación. De este modo, la novela irá dando saltos al pasado con el fin de ofrecer dicha explicación generando expectación y una ansiosa adicción por llegar a resolver el enigma.
Son siete los protagonistas de este trepidante thriller, sin embargo, uno de ellos, Oliver, cobra especial atención, ya que es el narrador y la subjetividad de la acción va intrínseca a sus pensamientos y vivencias.
La autora utiliza esta perspectiva para jugar con el lector y mantenerlo al margen de la verdadera acción, no solo para sorprenderlo, sino para animarlo a hacer sus propias conjeturas y divagaciones.
La imagen de Shakespeare rezuma por cada página de la novela, sus obras se encuentran impregnadas en cada capítulo e incluso los discursos de sus personajes invaden el texto, algo realmente llamativo que deleita a los amantes del dramaturgo inglés. Un homenaje que sin duda la autora ha plasmado con elegancia y coherencia.
Los personajes se encuentran muy bien construidos, aunque la falta de una profundidad, debido al enfoque narrativo, hace que no se termine de conformar del todo una visión holística de cada uno de ellos. Ligado a esto, resulta fascinante cómo la autora, desde el principio, asigna un rol a cada miembro, relacionándolo con diferentes personajes similares de la obra de Shakespeare. El avance de la trama y las dificultad para mantener el grado de cohesión en el grupo hará que los protagonistas se aferren a ese rol y vivan en carne propia los sentimientos que dominan a su representación, llegando incluso a parafrasearlos para comunicarse entre sí.
Se trata de una simbiosis entre personaje y actor que consigue transmitir la influencia que ejerce el uno sobre el otro, al mismo tiempo que lo sumerge en una vorágine de pensamientos que llevan a la confusión y a la apropiación de un carácter preestablecido y asfixiante que solo es posible resolver con la violencia, el alcohol, las drogas o el sexo.
El ritmo de la historia es dinámico y su atmósfera cambiante, pues lo que en un principio se presenta bajo la estética de un ambiente apacible, armónico, fresco y juvenil poco a poco se va transformando hasta dejar una sensación asfixiante, especulativa, recelosa y desafiante, en donde la tensión vibra en cada párrafo.
Sin duda alguna, "Todos somos villanos" es una obra muy adictiva que utiliza a Shakespeare para poner de manifiesto cómo la presión ante la búsqueda por la perfección consigue llevar a la locura, la obsesión y la pérdida de identidad. Un thriller artístico cuya composición, estética y vibración hará las delicias de los lectores. Una novela que trata sobre los límites y el valor de la amistad.
Marisa Costa
Déborah F. Muñoz
He intentado comprender por qué "Todos somos villanos" no me ha entusiasmado tanto como esperaba. El grupo de jóvenes obsesionados con Shakespeare, que incluso hablan muchas veces con citas suyas, me parece genial. La forma en que interactúan entre sí, las relaciones de amistad y rivalidad, los roles que interpretan... son simplemente soberbios. Se nota además que la autora se metió mucho en el mundillo y sabe de qué va el tema, no solo en lo referente a los actores, sino también a ese ambiente artístico-académico y elitista.
Me ha gustado también mucho la forma de narrarlo, pasando a veces del diálogo novelesco a un guion teatral, muy acorde a la personalidad del protagonista. Además, en todo momento se nota un esfuerzo por mantener el suspense, primero respecto a quién de los actores será asesinado y luego respecto al asesino. Aunque, para qué engañarnos, yo intuí ambos mucho antes de que se desvelaran, sí que es verdad que me hacía seguir leyéndolo.
¿Por qué no me ha encantado, entonces, cuando tenía todas las papeletas? Pues, tras darle muchas vueltas, he llegado a la conclusión de que es por dos razones: la primera, que se vuelve muy pesado y redundante, y que a veces se perdía la agilidad en favor de meter diálogos largos de obras de Shakespeare que tenían muchas connotaciones, pero que cansaban. La segunda, simplemente, es que los personajes, aunque muy bien trazados, me parecieron idiotas. En todo momento se las arreglaban para tomar la decisión más estúpida, la más ilógica y con mayor potencial para arruinarles la vida y hacer el máximo daño posible. No pude entenderles y eso me fastidió la credibilidad.
Déborah F. Muñoz
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Comentario de los lectores:
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