Todos aquellos mares

Opinión:

"Todos aquellos mares" es el reencuentro, tras muchos años sin verse, de Greta, Helena (su madre), y Matilde (abuela de Greta y madre de Helena), ante el potencial final inminente de esta última. Tres mujeres marcadas por un pasado; cada una de ellas con una gran carga de culpa a sus espaldas tras la tragedia familiar ocurrida hace 20 años: la desaparición de Julieta (hermana de Greta) a los 7 años de edad, la niña del "pelo azul" cual sirena, en la isla de Formentera; esa isla con un magnetismo especial hasta hacernos prisioneros en ella, y alimentada de leyendas e historias mágicas de marineros, náufragos, piratas y tesoros escondidos, hasta llevarla a ser catalogada de isla maldita.

Este suceso es la espina dorsal de la trama sobre el cual se vertebran los tres personajes, quienes irán narrando los capítulos por separado y abriéndose en canal para que el lector, y solo el lector, conozca cómo vivieron las tres lo sucedido. Conoceremos la infancia de Greta; conoceremos a Julieta, y en cómo influyó su peculiaridad y su posterior desaparición en la familia. Cómo, tras lo sucedido, estas mujeres tuvieron que protegerse emocionalmente una de la otra, poner tierra de por medio para poder empezar de nuevo lejos de los recuerdos. Una tragedia que las separó y una huida hacia adelante para poder sobrevivir y que el dolor no las hiciera desaparecer a ellas también. Son mujeres con secretos - "hay secretos que no es necesario que se sepan porque pueden hacer más daño" - y con rencores guardados en un corazón de hierro. Son mujeres que esperan desde hace años; el qué, no saben; simplemente esperan ancladas en el pasado.

Pero la vida se encarga de poner todo en su sitio e intentar cerrar los episodios abiertos. El presente siempre es una consecuencia del pasado y este vuelve y reclama respuestas desesperadamente. A pesar de que ninguna querrá volver para no recordar, sus pensamientos vuelven a vagar por esos territorios inhóspitos, volverán a revivir esas mismas escenas 20 años, se enfrentarán de nuevo a ese pasado que las separó. Si quieren volver a estar juntas no deberán hacerse preguntas y de ahí los largos silencios; además, ¿de qué hablar después de tantos años? A veces es mejor dejar las cosas tal y como están para no complicarlas.

Una de las lecciones más difíciles de aprender en la vida es dejar ir: la culpa por las determinaciones que se tomaron en el pasado, el enojo, el amor, la ausencia, el rencor hacia los que tenían obligación de querernos y no lo hicieron. Nos aferramos tanto a ello que perdemos nuestra libertad. Es un relato que invita al lector a reflexionar, concretamente sobre las relaciones madre-hija. No hablarte con una hija o una madre pasa una factura importante. ¿Cómo se recupera ese tiempo perdido? ¿qué toca ahora? La vida es corta y tenemos demasiado poco tiempo para andar mareando la perdiz y perderlo con tonterías. Al final de todo nos preguntaremos cómo hemos podido desperdiciar tanto esta vida.

Una historia con un final abierto, como el que suelen tener las fábulas y cuentos de hadas que la abuela Matilde tanto inventa para ayudar de alguna a forma a minimizar la culpa de qué pasó aquel día trágico de verano en Formentera. Una historia con elementos "mágicos" que ayudan a sobrellevar una dolorosa realidad, la del pasado y la del presente. Al fin y al cabo, continuamente estamos reescribiendo la vida, hasta que nosotros mismos llegamos a convertir en leyendas aquellos episodios para evitar, entonces y ahora, el dolor; y ello con un único fin: sobrevivir.

Belén Flores