Sueño

Opinión:

Un hombre misterioso con sueños tormentosos (animales peligrosos, vastas cantidades de agua, oscuridad etc.); Sofía, quién está pasando los tres meses de verano en una isla griega; Danae, 14 años, una adolescencia en plena efervescencia que está veraneando y se hace un corte en un dedo y debe ir a la estación de la Cruz Roja a curarse. Esto es lo primero que conocemos en los tres capítulos iniciales (cada uno de ellos lleva una letra del abecedario griego para ponernos en situación) de esta opera prima de Iván Sánchez; tres personajes y tres comienzos de historias independientes sin nada en común entre ellas. Hay que adentrarse bastante más en el libro para que las tramas de cada uno de ellos se vayan perfilando.

Cada uno de los capítulos está dedicado a uno de los personajes que se van intercalando por orden, y cada uno con un estilo narrativo diferente dependiendo sobre quién verse. Si bien los del hombre "sin nombre" tiene un estilo muy ágil, saltando de un sitio a otro sin detenerse en nada específico y algo inconexo, al igual que los sueños en los que está inmerso, el de Sofía es un ritmo pausado, sereno, intimista; y el de Danae, en cambio, es un lenguaje fresco, actual, rápido. Algo común a los tres es el carácter descriptivo que envuelve todo, lo que permite entrar de lleno en la ambientación y los detalles de los sueños del protagonista masculino y de la personalidad de Sofía especialmente. Lo más destacado de la novela no es la trama sino los personajes. Gracias a ello conocemos a:

Un hombre del que no conocemos su nombre, atrapado en bucle sin poder despertar, en sueños tormentosos que ocurren en ambientes oscuros, fríos, en situaciones al límite, con grandes extensiones de agua, cuevas, animales peligrosos, caídas, etc.; es el subconsciente, que le lleva como a un preludio de su muerte figurada, reflejo del estado de su relación marital. Una relación ya muy débil, donde esos sueños responden a la frustración vital del momento, la desconexión con el otro; los reproches; los golpes mutuos en forma de palabras; el dar rienda suelta a los instintos más primarios, aunque sea en un universo onírico; el miedo de mirar atrás y la insistencia de permanecer en aquel punto en el que éramos felices, pero ya inexistente; el miedo a la soledad, pero con la esperanza de aferrarse a continuar viviendo aun pendiendo de un hilo. Pero, también, de no rendirse.

Sofía: artista, canaliza sus deseos a través de sus trabajos y utiliza la cocina como una forma de evadirse de la realidad; serena, discreta, como en muchos casos "rumiante" de situaciones que ni siquiera han llegado a suceder aún y a saber si suceden; en fase de "desintoxicación mental". Con ella tenemos un antes y un después. Un primer lienzo en blanco reflejo de la rutina de pareja en la que se siente inmersa; una rutina que, hasta los conflictos y las peleas no son capaz de levantarte; las eternas dudas de las relaciones humanas y la consiguiente crisis existencial que nos atrapa en todos los aspectos de nuestra vida y nos hace sentir que no hemos llegado a ser ni una cuarta parte de lo que soñábamos con ser cuando de pequeños nos imaginábamos nuestra vida; el "rumiar" las razones que hace años despertaban el deseo y el amor. Pero llega el momento de desentumecernos y el instinto, aunque parezca aletargado, en algún momento nos pedirá seguir aprendiendo para sentirnos vivos en experiencias nuevas que hacen despertar a nuestras neuronas dormidas y, de repente, todo vuelve a ser fácil de nuevo, como hace 17 años. Y ese lienzo en blanco vuelve a tener pinceladas de colores; aparecen nuevas personas, nuevas conexiones, nuevas conversaciones, el nuevo sonido de su nombre pronunciado por otra boca a la habitual, volver a experimentar la sencillez de la comunicación entre dos personas adultas; su tiempo de reflexión y replanteamiento de qué querer seguir viviendo. Pero, también, de no rendirse.

Por último, Danae: una niña solitaria, hija única, imbuida de lleno en ese momento vital de la adolescencia que tanta gracia nos hace desde nuestra perspectiva de adulto. La introspección del personaje da lugar a un relato muy divertido en el que asistimos a los "melodramas y futuros apocalípticos" del día a día que envuelve el mundo adolescente; ese carácter influenciable y personalidad volátil tras las eternas conversaciones con su más mejor amiga; ese reclamo de independencia del núcleo familiar en contradicción con esas emociones de sentirse bien con cualquier adulto nuevo que conozcan menos con sus padres; el despertar del primer amor, el miedo escénico, nuevas sensaciones, las primeras conversaciones, los primeros códigos, nuevas aventuras, nuevas etapas; en definitiva, el descubrimiento de los secretos de la vida.

Una novela corta sobre las relaciones de pareja desde tres perspectivas distintas. Poca acción y mucha introspección; en cambio con un desenlace esclarecedor, puesto que, si durante la lectura parece que estamos en un mundo abstracto, como flotando por la gran carga mental de los sueños del personaje del hombre misterioso, el final nos devuelve a la realidad donde los personajes se convierten en "personas reales" y todo cobra sentido. Tras la catarsis, de nuevo la paz. 

Belén Flores