Soho

Opinión:

Renombrada por la editorial con el atractivo título de "Soho", la segunda novela de Fiona Mozley se llama en inglés Hot stew. Yo hubiera hecho lo mismo que esta editorial, pues estofado caliente es un título desafortunado por poco atractivo para una novela. Se trata de una narración que tiene un punto ambicioso, en el sentido de que pretende ofrecer un tratamiento novelístico expansivo y libre a escenas de la vida en este barrio londinense que son en realidad son más anecdóticas que trascendentales. El escenario central de la historia es un burdel que puede desaparecer por la especulación. La persona encargada de la operación es Agatha Howard, pintada como el típico tiburón del capitalismo más feroz.

Contado con una perspectiva hasta cierto punto maniquea, de buenos y malos casi en caricatura, los mejores pasajes de la novela corresponden a la vida de los submundos del Soho, presentados como un ecosistema underground en el que entre lo sórdido aparecen sentimientos solidarios y de camaradería. Las reflexiones sobre la transformación de las ciudades por los especuladores, dispuestas más desde la acción que desde la teorización, son lo más interesante del libro.

El sexo se encuentra omnipresente en el libro, descrito además sin delicadezas, reducido con frecuencia a su dimensión más física. El mundo de la prostitución es uno de los temas recurrentes en la obra, con personajes que salen de la caricaturización y son tratados como personas reales. Ello no evita que, de una manera planeada o como mero resultado, la novela tienda a la simplificación de situaciones y el juego desde arquetipos y/o estereotipos. La reseña que recibiera en su momento en el Guardian celebraba la capacidad de la autora para mostrar empatía hacia personas y costumbres. Es cierto, es una de sus virtudes y contribuye a dotar al texto de una curiosa calidez.

Novela que nos sitúa con sensación de realismo en los submundos de un Londres que se aleja de las postales del Big Ben y las casas del Parlamento, para buscar esa ciudad loca, de burdeles, clubes infames y vidas al límite.

Rafael Ruiz Pleguezuelos