Sin entrañas

Opinión:

Esta novela compone una segunda entrega de la saga que relata las aventuras protagonizadas por el personaje de Diana Dial, periodista e investigadora casual, a la que Maruja Torres dio vida en "Fácil de matar" (2011).

Un inspector de policía libanés, una falsa lady y otra verdadera que sufre parálisis, una sirvienta filipina, una vieja gloria de la canción egipcia y alusiones a Hosni Mubarak, Presidente de la República Árabe de Egipto en el tiempo que transcurre la novela, es parte del elenco de personajes que desfilan en esta obra, un intento de revivir aquellas peculiares investigaciones del pomposo Hércules Poirot, el célebre detective de ficción creado por Ágatha Christie.  Lo mismo que ocurrió en "Muerte en el Nilo" de la citada autora, los personajes de ficción de "Sin entrañas" embarcarán en el vapor del s.XIX S.S.Karnak, con la intención de que sea sobre las aguas del Nilo el paisaje en donde se resuelva el enigma del asesinato que nos ocupa.

Resulta de sobras conocido que Egipto pertenece a una cultura bien alejada de nuestra comprensión, incluso para aquellos que han visitado sus desiertos o surcado sobre las aguas del Nilo.  En este punto debo decir que me atrajo la gran sensibilidad de la autora para describir, a través de Diana Dial y con gran acierto, ese sentimiento por el cual no se ve capaz de entender la miseria de ese mundo frente a su condición de turista o extranjera, algo intraducible desde nuestra mente primermundista.

A pesar de ser una lectura ágil, encuentro que los protagonistas se quedan en meros personajes de quita y pon,  no llaman la atención porque, como sucede en la vida real, si no se dan a conocer al lector cuando éste interactúa con ellos, no se crea la necesidad de profundizar en su carácter, su vida cotidiana.  ¿Resultado? Se pierde interés por saber qué será de ellos en un futuro. No recomendable para lectores que esperen sorpresas finales, ya que la trama se ahoga desde el comienzo debido a cierto comentario o intuición, que nos regala sin proponérselo el punto y final de la intriga apenas hemos conocido a los personajes.  Una lástima, ya que la lectura en general es ágil y rápida, como expliqué.  En la estructura predominan los diálogos, y los textos dan cabida a una jerga coloquial, que en la voz del narrador me ha resultado excesiva en algún momento.

Así, tanto Diana Dial como Fattush, el inspector de policía, apenas captan mi interés, al menos en esta entrega, ya que ella, excluido el Moleskine rojo donde anota sus pesquisas y su afición por el whisky no me ofrece más que una personalidad borrosa, desdibujada, que no es a lo que estaba acostumbrada con otras obras de la misma autora, de la que soy fiel seguidora.  Creo que la tercera persona del narrador no me ha dejado conocer a esta perspicaz investigadora.

Excelentes las referencias musicales que ha colocado aquí y allá y que nada tienen que ver entre sí: Meat Loaf y Um Kulzum, ambos imprescindibles para los melómanos.

Una novela sin pretensiones, para disfrutar en cualquier momento y lugar. 

Saray Schaetzler