Si te digo mi nombre, tendré que matarte

Opinión:

Con ese título, seguro que "Si te digo mi nombre, tendré que matarte" llama la atención; es una desopilante novela de Iñaki C. Martínez que Ediciones B ha publicado no sé con qué aviesa intención; tal vez haya sido para que así haya un motivo de que se hable del libro.

Realmente, la historia es increíble… en sentido literal, porque no cuela esa extravagante historia del asesino en serie por puro placer y que necesita una página entera para hacer todo tipo de comparaciones absurdas, ridículas o disparatadas con lo que siente en su fuero interno, dando así un agarradero al lector para que pueda entenderle.

¡Ah, vale, que se trata de una novela de humor negro! Lo de humor negro será por acercamiento al género negro, que eso sería en una novela con unos cuantos asesinatos… si estuviesen bien contados, pero aquí ha habido alguien que ha querido abarcar demasiado y eso de explayarse tanto, pues que no.

Comprendo que un autor no tiene por qué experimentar lo que hace su protagonista de medio pelo, ¡estaríamos buenos!, no, nada de eso; ni tampoco tiene porque parecerse en sus habilidades sociales, que eso tampoco. Como mucho. sólo es un alter ego en el que depositar querencias y mucha imaginación.

Pero, y eso es lo importante, tiene que ser creíble y que el lector responda ante sus situaciones con la suficiente suspensión de la realidad para asumir su papel, aun siendo consciente de que es una ficción.

Al principio de la novela podía pensar que el protagonista fuese algo fantasmón, no obstante, eso se quedó corto cuando intenta describir con detalle sus mejores sensaciones, no ya las comparaciones, que la segunda vez que las repite, o eso parece, me las miré un momento y seguí en los párrafos posteriores; no, es cuando intenta ponerse en plan trascendental y lo único que consigue es que despotricase (mejor ahorro los palabros que me salieron del alma, que toca mantener las formas) sobre el mastuerzo que tenía ahí delante.

Para redondear, no se le ocurre otra cosa al autor que enredar con una camarilla de gente superpoderosa, que hace y deshace a su antojo, aunque más bien parece la panda de amiguetes que se junta una tarde para jugar una partida de juego rol, manejando, e identificándose, porque de eso se trata, con unos personajes muy capaces. Y en esa situación, al protagonista de la novela no lo queda otra que ser el pringado de turno, un monigote que forma parte del decorado.

Ahora bien, como para gustos, colores, supongo que podrá haber alguien que este libro le resulte entretenido, ya sea que se lo tome como una novela de género negro o de humor irónico y cachazudo, aunque no le durará mucho, pues se puede leer de una sentada, ya que el texto está muy esponjado.

Selin