Riccardino

Opinión:

"Riccardino" es el cierre de la serie del comisario Montalbano, pero no es el último libro que escribió Andrea Camilleri con este personaje. Allá por 2004-2005, ya muy mayor, Camilleri tenía la intención de que fuera el último, pero luego siguió publicando libros, y algunos continuaban con Montalbano.

Once años después, en 2016, revisó "Riccardino" para actualizar su lenguaje, aunque mantuvo la trama, pero el libro siguió en un cajón hasta un año después de la muerte del autor, momento en que fue publicado como homenaje hacia él y hacia su mítico personaje.

Había mucha especulación sobre cuál sería el cierre definitivo de la serie, muchos rumores sobre si se mataría al personaje y cosas así, pero creo que nadie anticipaba el genial ejercicio metaliterario que hizo Andrea Camilleri para despedirse de su personaje.

En "Riccardino", el autor entra en diálogo directo con su personaje literario, haciéndole sugerencias y comentando los avances del caso. Este, además, está cansado y tiene que lidiar con la fama de que "el Autor" le haya hecho famoso, así como con las inevitables comparaciones con el protagonista de la serie de televisión inspirada en los libros, con el que de alguna manera compite internamente.

Aparte de eso, el cansancio del comisario Montalbano se nota en la desgana con la que sigue la investigación, sobre todo al principio, en que quiere deshacerse del caso a pesar de que el fallecido le llamó por error la misma madrugada de su muerte. La investigación, sin embargo, tiene todos los ingredientes de los otros libros de la serie: personajes peculiares, un caso que es más de lo que parece, amor por la buena comida, un toquecillo de crítica social (del momento en que fue escrito, es decir, de principios de los 2000), formas de hablar peculiares y el comisario investigando a su manera.

No obstante, el que espere que el caso se resuelva como en libros anteriores no es eso lo que encontrará. No olvidemos que personaje y autor están en conflicto directo en este libro, con intervención del propio autor en el desarrollo. Es un inteligente y curioso ejercicio metaliterario para cerrar un ciclo, no un caso más, así que el final es más especial.

Es, en definitiva, una despedida agridulce a la vez que un guiño a los fans. A algunos les encantarán, a otros no les convencerá, pero desde luego es un must read si has seguido a Montalbano y quieres una despedida interesante y a la altura.

Déborah F. Muñoz