un campo de oscuridad

Opinión:

Todas las familias ocultan esqueletos en el armario, secretos vergonzosos que tratan por todos los medios de mantener en la oscuridad para que su linaje y status permanezcan impolutos. Cuando esos esqueletos pertenecen a familias de rancio abolengo, se convierten en jugosos cotilleos que van aumentando como una bola de nieve hasta el punto de hacerse imposible distinguir entre realidad y ficción. Nunca es bueno escarbar entre los escombros de esos armarios, siempre alguien sale dañado, por suerte para Cornelia Read su novela sale indemne a la hora de desenmascarar un brutal asesinato.

De la mano de Madeline Read, periodista de medio pelo de un periódico local y convertida en detective accidental, vamos desengranando los entresijos de la aristocracia Norteamericana, un círculo que adolece de largas dinastías debido a su corta Historia, en el que abundan los complejos, las envidias, las falsas apariencias y, en especial un exagerado relumbrón que sólo intenta causar una buena impresión. “Un campo de oscuridad” es una crítica a esa sociedad acomodada y venida a menos que se niega a aceptar que su tiempo de gloria fue breve y que ha pasado hace mucho tiempo, todos sus personajes están en franca decadencia y se agarran a su nombre como única posibilidad de permanecer en el candelero. Mediante descripciones muy detalladas descubrimos que la alta sociedad de Syracuse está compuesta por campesinos venidos a más, rednecks que estaban en el momento apropiado y aprovecharon la oportunidad que se les presentó, en lo que todo lo que brilla no es más que una cubertería de alpaca a la que se quiere hacer pasar por plata. Madeline es la oveja negra de la familia, es por eso por lo que su motivación para indagar en los crímenes cometidos no es mantener intacto el honor de la saga sino hacer justicia bajo cualquier circunstancia y, sobre todo, dejar de vivir con la incertidumbre de si la única persona de todo el clan que ella consideraba de cierta valía era un asesino sin escrúpulos. El hecho de que la protagonista no se mueva por un interés egoísta da un punto de objetividad a todo lo que se nos cuenta, tomando la distancia justa entre los diferentes sucesos y sus protagonistas para verlos sin falsos apasionamientos.

El estilo de Read está lleno de mordacidad, de un punto ácido y amargo con el que realza el desprecio que siente por la burguesía de su país, no quiere decir esto que sea una burla descarnada y gratuita, por el contrario hay una profunda reflexión sobre dos momentos que marcaron la vida de dos generaciones diferentes, dejándolas con serias secuelas. Los fantasmas del Vietnam y la Segunda Guerra Mundial sobrevuelan en la trama pese a que hace muchos años que finalizaron, son estas sombras del pasado las que han forjado el carácter del asesino, retorciendo la realidad hasta el punto de ver un acto de belleza sublime en degollar a dos chicas, o destripar a un veterano de guerra, una demencia demasiado extendida en los Estados Unidos y que siempre se ha intentado ocultar de una manera lamentable; la autora denuncia así la poca atención que se prestó a esos combatientes a su vuelta del frente, la psicosis desarrollada en su interior llevó a más de un asesinato camuflado de accidente desafortunado, creando monstruos sin conciencia que vieron en la sangre y en jugar con las vidas de inocentes su única manera de sentirse vivos en un mundo que los había dado por muertos sin remordimiento alguno.

Con una galería de sospechosos muy limitada se consigue mantener el interés gracias a la cuidada labor de crear personajes cautivadores, socarrones, frescos, descarados y decididamente amorales. Ellos se convierten en el foco principal de nuestra atención llevándonos de la mano a un recorrido siniestro y secreto de mentiras y falsas apariencias en el que lo que menos importa es quién es el asesino, lo que de verdad queremos descubrir es el porqué de sus acciones y hasta dónde es capaz de llegar en su empeño por realizar aquello con lo que disfruta. En este tipo de historias el pesimismo suele ser de una gran carga debido a que casi todos los personajes se ven incapaces de escapar de su modo de vida, aquí es justo al contrario, el pesimismo proviene de ver cómo intentan mantenerse dentro de los márgenes de la superioridad aunque para ello tengan que escupir en la cara de otros que tuvieron peor fortuna. Una visión desoladora de Estados Unidos que cada vez es más común por motivos económicos, en los que la clase media roza muy de cerca la línea de la pobreza.

Muchas familias ocultan aquello que saben que es vergonzoso, por lo general el halo de luz que crean a su alrededor es lo bastante cegador para que no vislumbremos las miserias de las que en realidad están formadas, pero tras esa luz, si uno sabe observar, verá que en los márgenes hay “Un campo de oscuridad” en lo que todo se muestra tal y como es. El problema es intentar adentrarse en él e intentar que luego todo permanezca igual, su visión nos puede llevar a un pozo de inmundicia del que no se puede escapar.
 
Patricia Rubiera