Tus pasos en la escalera

Opinión:

Una vez más, Antonio Muñoz Molina ha tenido que tirar más de oficio que de verdadero brillo para culminar este "Tus pasos en la escalera". He creído percibir cierto cansancio narrativo en la pieza, algo perfectamente natural cuando se tiene una obra de la extensión de este autor nacido en Úbeda y convertido en una especie de ciudadano del mundo, con unas cuantas residencias distintas en los últimos años. Si uno lleva bien la cuenta, la entrega de 2019 es su novela decimosexta, y la fórmula le sigue funcionando aunque no estemos cerca de los mejores textos.

La obra nace muerta en la inexistencia casi absoluta de peripecia, constituyendo una de esas novelas de tiempo congelado en la que el lector asiste a un flujo de pensamiento evocador de un pasado (y futuro) que se construye en cada página. Con ello no quiero decir exactamente que sea un trabajo fallido. Muñoz Molina tiene talento más que sobrado para que la obra esté bien dispuesta y pueda leerse. Incluso tiene sus atractivos, notablemente el camino que la ficción establece entre el protagonista y narrador y su mujer ausente. Pero siento que al texto le falta oxígeno, alcance, brillo verdadero.

Esa figura que preside el pasado del protagonista y que es lo mejor del libro es una mujer, naturalmente. Una Cecilia para la que el narrador prepara con esmero obsesivo un nuevo hogar en una nueva ciudad: Lisboa. La mera mención de la ciudad me hace estremecerme, recordando esa cumbre de la carrera novelística de Muñoz Molina que es "El invierno en Lisboa".

La contraportada del libro promete una novela de suspense psicológico, pero no es eso. Al menos a mí no me lo ha parecido. Lo que "Tus pasos en la escalera" trae al mercado es una nueva entrega de un narrador eficaz, de frase esmerada y bella, pero cuya novela es más un suma y sigue de una trayectoria que una multiplicación de la misma. Un relato intimista, de los que tan bien se le dan al autor, pero en el que no se ha conseguido llegar a ese escurridizo blanco de la diana que es la verdadera literatura.

Rafael Ruiz Pleguezuelos