Transformaciones

Opinión:

Cuando la poeta norteamericana Anne Sexton se propuso reinterpretar algunos de los cuentos más famosos que habían recogido los hermanos Grimm, ya había sido galardonado con el Premio Pulitzer por "Live or Die" (1966) y había publicado libros tan perturbadores y dolientes como "The Starry Night" (1961) y "Love Poems" (1969). Sin embargo, por esas fechas también había consolidado una trayectoria destacada en el mundo de la literatura infantil, gracias a las dos ediciones de "Eggs of Things" (1963-1964) que fueron ilustradas por Leonard Shortall. Por ello, su decisión de mezclar ambos mundos -el de los cuentos de hadas infantiles y el de la oscura realidad de los adultos- fue vista desde el primer momento como una consecuencia lógica de su carrera anterior. El resultado es un libro, "Transformaciones", formado por dieciséis poemas que exploran desde un punto de vista único cuentos tan universales y archiconocidos como "Blancanieves y los siete enanitos", "Rapunzel", "Cenicienta", "Caperucita Roja" o "Hansel y Gretel".

El libro se abre con un poema simbólico, "La llave de oro", que no deja de ser la puerta de entrada a una dimensión en las antípodas de la nuestra: la del mundo fantástico e irreal de los cuentos de hadas. Tras este primer texto que nos sitúa en el limbo ficcional, a medio camino entre realidad y fantasía, el segundo poema ya nos introduce en ese mundo universal, patrimonio de todas las infancias, que nos ha prometido la autora desde un principio. De esta forma, es el cuento de "Blancanieves y los siete enanitos", quizás uno de los más famosos entre todos los relatos infantiles, el que va a servir para introducirnos en el imaginario singular de Anne Sexton. La autora nos ofrece aquí una versión de Blancanieves vista desde los parámetros de la edad adulta: insiste constantemente en su virginidad y en ciertas imágenes ambiguas, como el cuerno de unicornio, susceptibles de ser interpretadas sexualmente. El cuento es sin duda el mismo que recopilan los hermanos Grimm y que ha pasado de generación en generación desde tiempos inmemoriales, pero Sexton le añade un cierto cinismo en el tono, una visión mordaz que deconstruye a la princesa y la convierte en una mujer de carne y hueso, en una mujer que puede ser deseada, que puede sufrir el dolor físico y que desconfía de la felicidad eterna.

De hecho, uno de los rasgos más distintivos de estos poemas es precisamente el escepticismo de la autora ante el 'final feliz', sin duda el elemento más universal de los cuentos de hadas. Tampoco la Rapunzel o la Cenicienta de Anne Sexton insisten en la posibilidad de una felicidad eterna, porque la mente sufrida y atormentada de la poeta las convierte en pequeñas muñecas góticas, ajenas al tiempo y a la esperanza. Aunque no me cabe duda de que la mayoría de lectores acudirán a este libro en busca de los relatos más archiconocidos, me interesa más insistir en otros que, pese a no ser tan populares, Anne Sexton los recrea con resultado igualmente satisfactorio. Pienso, por ejemplo, en un poema tan duro y precioso como "Rumpelstilskin", la historia del pequeño enano saltarín que convierte la paja en hilos de oro a cambio del futuro hijo de una muchacha plebeya. O también en "El músico maravilloso", sobre un muchacho que seduce a las fieras con su música para no sentirse solo, hasta que logra la compañía de un leñador.

Los dieciséis poemas reunidos en "Transformaciones" no son un mero ejercicio de estilo, sino que prefiguran una nueva mirada, insólita y valiente, desde la que releer y reinterpretar la tradición clásica de los cuentos de hadas. Desde una postura feminista y frívola ante idealizaciones, Anne Sexton logra en estos poemas acercar el mundo atemporal de los cuentos al imaginario de los adultos, a menudo reticentes ante la fantasía y sus formas. Las ilustraciones de Sandra Rilova dialogan con los poemas y, al mismo tiempo, suponen una nueva relectura de los cuentos clásicos, que se suma a la propuesta lírica de Anne Sexton.

Darío Luque