Toda España era una cárcel

Opinión:

Entre las voces que la RAE otorga a la palabra memoria, se encuentra la de "aviso que se da de algo pasado", y precisamente la virtud que se encierra en ese darnos aviso en estas páginas es la de recordar y aprender de algunas de las páginas más tristes de nuestra Historia. El título de este libro, "Toda España era una cárcel", anticipa perfectamente esa noticia del pasado, porque nos rescata del olvido vivencias terriblemente humanas y alejadas de imágenes heroicas que a todos los protagonistas de esta obra incomodan, recuperando la controvertida memoria colectiva como país. Una obra que ofrece varias vertientes y perspectivas que lo hacen más interesante de lo que inicialmente podría esperarse al leer su título.

Para muchas personas que vivieron aquellas funestas décadas esta obra les servirá de amargo recuerdo, pero para las generaciones que han tenido la fortuna de no padecerlas les puede servir como referencia intelectual y moral, para entender los males que se ocultan no sólo en las dictaduras, sino también cuando se cometen excesos en la justicia por mor de la presión política, de la ideología o del poder en sus más variadas y extremas manifestaciones. Como el poder opaco y sin cortapisas, los juicios de intenciones, las denuncias por motivos oportunistas e inconfesables, los atajos a costa de personas para alcanzar más poder, los prejuicios de aquellos que se empeñan en imponer su criterio a los demás, el odio al adversario, la simplificación e incluso desprecio de la verdad, el abuso de la ley, que componen, entre otros, el abanico de excesos que una dictadura goza inmoderadamente; pero que también puede observarse en determinados momentos en democracias con graves problemas a menudo inadvertidos.

Si recordamos famosos juicios recientes de algunas naciones importantes, muchas de ellas democráticas, constataremos lamentables situaciones en las que el derecho de defensa se convierte en espectáculo mediático, la presunción de inocencia en una tragicomedia, un pésimo equilibrio entre poder (institucional o populista) y justicia, cuitas políticas que se dirimen en los juzgados negando las instituciones políticas democráticas, la penosa confusión entre la necesaria audiencia pública de los procesos judiciales y las intolerables audiencias públicas medidas en términos de share, la banalización social de los argumentos, o asombrarse de ese peligroso arte de birlibirloque por el que se transmuta un tribunal en una tribuna, donde otros asuntos ajenos a la justicia priman sobre la ley y las garantías democráticas.

Por eso este libro de Rodolfo Serrano y Daniel Serrano es muy recomendable, porque ayuda a entender con situaciones reales los perversos mecanismos que operan cuando la justicia es dependiente, débil, sometida. En estos tiempos de tan frívolo vapuleo de la Transición, de esa triste amnesia sobre tantos que dieron tanto, de tanta dificultad para resolver situaciones antiguas incomprensibles para otras democracias, una obra intelectual como esta representa un gran instrumento moral y pedagógico. Estas historias de presos en las cárceles del franquismo, crónica de todo un país que era una cárcel, en el que se torturó, se persiguió, se fusiló, se privó de libertad, por algo tan simple y hermoso como poder pensar diferente, hoy sirven de valiosas pistas para detectar esos comportamientos vergonzosos ajenos a una cultura democrática.

Un libro necesario a tener en cuenta en todos esos presentes que el futuro depare. Un acierto de Frida Ediciones, que debería haber evitado algunas erratas que se deslizan en el texto, pero que contribuye eficazmente al permanente debate sobre la memoria y salud democrática de una nación.

Jorge Riet