Anika entre libros

sunset park

Ficha realizada por: Jorge Borondo
sunset park

Título: sunset park
Título Original: (sunset park, 2010)
Autor: Paul Auster
Editorial: Anagrama


Copyright: Traducción de Benito Gómez Ibáñez
1ª Edición, 2010 ISBN: 9788433975461
Etiquetas: autores escritores estadounidenses literatura americana literatura estadounidense literatura norteamericana norteamericanos

Argumento:


Es el año 2008 y hace ya más de siete que el joven Miles Heller dejó la universidad, abandonó a su familia y su hogar en Nueva York y desapareció del mapa sin dejar rastro, dejando una escueta nota a sus padres. Desde entonces, ha estado vagabundeando en diferentes ciudades y trabajos poco importantes, sin grandes objetivos ni ambiciones hasta que la jovencísima Pilar Sánchez le ha aportado cierta estabilidad en Florida, su actual lugar de residencia. Miles trabaja ahora en una empresa encargada de vaciar las viviendas del desahucio, el único trabajo creciente entre tanta crisis, y él aprovecha para hacer fotografías de las cosas abandonadas. Su cámara digital y los libros son su único lujo en una vida austera y discreta, ajena al brillante porvenir que le auguraba ser hijo del importante editor Morris Heller.

Cuando la hermana de Pilar Sánchez entra en escena, Miles tendrá que mudarse por un tiempo a Nueva York, a la casa de okupas en Sunset Park, por invitación de un antiguo amigo de la adolescencia. Será el comienzo del cambio que tendría que haber acometido mucho tiempo atrás.

Opinión:


En esta última novela, Paul Auster parece querer dejar los experimentos de obras previas (“Viajes por el Scriptorium” o “Un hombre en la oscuridad”) y volver a sus novelas de siempre, ese universo que comparte historias cruzadas, personajes solitarios, huidas hacia delante y casualidades posibles.

En esta ocasión sitúa no casualmente la historia en el año 2008 para contar una historia (varias, en realidad) con el marco de fondo de la crisis económica. Aunque el personaje principal es el inteligente, atractivo y torturado Miles Heller, la novela está dividida en cuatro partes, tituladas cada una como los distintos personajes que van poblando esta ambiciosa obra. La primera parte está dedicada al propio Miles, con un oscuro pasado que justifica su neblinoso presente; después aborda a los distintos inquilinos de la casa de Sunset Park (con un capítulo dedicado a cada miembro del clan okupa, a saber: Bing, Alice, Ellen y el propio Miles de nuevo, jóvenes, complejos y sin blanca); la tercera se titula Morris Heller (padre de Miles y dueño de las mejores páginas del libro) y finaliza la última parte con todos los personajes, incluyendo a la madre de Miles.

Muchos personajes, muchas ideas y muchas historias. En realidad nada muy diferente a lo que nos tiene acostumbrado el autor de “La trilogía de Nueva York”. El problema es que a diferencia de otras obras, en esta ocasión al autor se le nota demasiado que quiere abordar una gran cantidad de temas que le interesan, no necesariamente relacionados entre sí, como la crisis editorial, el análisis de la película “Los mejores años de nuestra vida” de William Wyler, un nuevo enfoque de la célebre novela “Matar a un ruiseñor” de Harper Lee, los mitos del béisbol y sus curiosas anécdotas relacionadas con el azar, el Pen Club y su labor de defensa internacional de los escritores (como el reciente Premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo), por supuesto la crisis económica… Demasiados temas para encajarlos de manera plausible en una historia de jóvenes desarraigados en una sociedad que parece darles la espalda. Demasiados temas que por otra parte no carecen de interés para el lector, aunque sea como mínimo discutible la manera en la que están introducidos en la narración.

La historia funciona, por supuesto, más que nada porque si en algo destaca Auster es en su fascinante manera de narrar. Sus páginas te atrapan y no puedes dejar de leer, y además incluye algunas partes muy brillantes, sobre todo las relacionadas con el editor Morris Heller, padre de Miles. Pero en conjunto, la sensación es la de que el autor ha empezado a escribir más con unas ideas en la cabeza que con una historia propiamente dicha. Que las historias pequeñas que circulan alrededor de la principal son su instrumento para tratar sobre los temas que le preocupan antes que elementos argumentales con entidad propia. Este hecho resta solidez y verosimilitud a la historia, no por los hechos en sí (Auster ha conseguido hacer verosímiles historias mucho más difíciles de creer) sino por su manera de presentarlos. Eso no quiere decir que no se lea con interés, porque como decimos si algo sabe hacer este hombre, es contar historias. Pero lo que podría haber sido una gran novela se queda a medio camino. En realidad, a Auster parece no importarle demasiado, porque continúa en su labor frenética de escritura, como ya hemos comentado en otras reseñas, una labor en la que importa más el hecho de narrar que el resultado de la narración. Quizá esta no sea su mejor novela, sólo un libro correcto con pasajes brillantes, pero aún así sigue siendo un privilegio que cada año tengamos una nueva ración de historias de Auster, siempre atractivas. Sus incondicionales, como el que escribe, ya estamos esperando nuestra nueva dosis.

Jorge Borondo

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