sopa fría (comic)

Opinión:

Charles Masson es otorrinolaringólogo, pero ha sabido expresar como nadie una historia dramática sobre el papel con dibujos y algunos pensamientos de su protagonista: el vagabundo. Sus trazos son muy personales, efectivamente, no pretende ser un mago de la ilustración, sin embargo ha tenido el gran acierto de incluir en sus viñetas a otros personajes aunque sólo hablara una persona siempre.

Mientras nuestro vagabundo, que escapa del centro de acogida donde debía pasar el invierno, piensa, reflexiona, se cabrea, rememora, se queja, grita o delira, su familia pasa por nuestros ojos y nos familiarizamos con ella. Lo mismo ocurre con las personas que se habían encargado de él últimamente (médicos y enfermeras), también van surgiendo ante nuestra mirada y conocemos si están tristes, felices, preocupados, si tienen familia, qué hacen mientras el vagabundo está perdido…

Y así, página a página, van sucediendo varias cosas:

- Nuestro vagabundo esconde tanta rabia por esa humillación de la sopa fría que el lector tiene que ponerse en su piel para entenderle, y lo hace.

- Descubrimos que su agresividad de hoy era su pasotismo de ayer, cuando aún tenía una familia y no pasaba ni por casa.

- Nos enfadamos cuando casi exige volver a tener a su familia porque una cosa es comprender su estado y otra estar de acuerdo con él.

- Nos preguntamos si ha habido por parte del autor un relato políticamente correcto en cuanto a su profesión, ya que si bien tú como lector ya eres por ti mismo capaz de imaginar que debe existir preocupación en las personas que le atendieron, también es cierto que las críticas hacia la profesión (médico, enfermero…) son una constante en la vida real, sean unas veces injustas y otras bastante merecidas.

Pero en definitiva nos queda un drama tan bien dibujado en sus palabras como en la transmisión de temor a morir de frío, a perder una mandíbula o los pies, a perderse en un bosque… a través de unos dibujos que si bien no serán de un profesional del cómic, sí ha sido capaz de transmitir lo que quería.

La verdad es que me lo he bebido, a pesar de su extrema dureza, como si de un vaso de agua se tratase.

Anika Lillo