sonría a cámara

Opinión:

Me ha parecido un libro arriesgado en su planteamiento, pues muchos de los relatos abordan temas que rayan en lo escabroso, y moderno, en su deseo de convertir la pornografía comercializada a través de internet, y por extensión las reflexiones derivadas de este fenómeno, en el núcleo elemental de la obra.

Creo que uno de los aspectos más destacables del libro de Roberto Valencia es que no persigue la construcción de un libro erótico, en el que las relaciones sexuales fotografiadas constituyan el eje de lo contado. En mi opinión, el sexo, en tanto pulsión íntima, inherente al ser humano y que lo acompaña durante buena parte de su vida, aparece aquí mostrado sin apasionamiento, con una frialdad casi documental, como una mercancía o producto que puede visionarse a través de la pantalla del ordenador, y suscita una serie de reflexiones acerca del acto de mirar, del deseo de conocer las propias fantasías, de la posibilidad de llevarlas o no a cabo, de lo prohibido, de lo imaginado, de lo espiado, en las que merece la pena detenerse.

Este aspecto, el interés sociológico del porno en internet, el estudio de una oferta y una demanda infinitas es el que interesa y el que se revisa a través de un puñado de historias distintas, protagonizadas por muchachas universitarias que coquetean con lo prohibido y se dejan filmar entre las cuatro paredes de su dormitorio para el circuito amateur, de internautas camuflados en el anonimato y reunidos en fotos gregarios que se enamoran de una imagen y emprenden una búsqueda que se intuye infructuosa desde el principio, de niños que consumen  pornografía y lo confiesan ante las cámaras de televisión, de seres, en definitiva, que se exponen o encuentran en el sexo virtual un lenguaje, una forma de expresarse o condenarse. 

Patricia Esteban Erlés