Sombras verdes, ballena blanca

Opinión:

Ray Bradbury es una verdadera leyenda de la literatura universal que no necesita presentación. La historia que nos ocupa en este tomo de "Sombras verdes, ballena blanca", que tan acertadamente nos trae de vuelta la editorial Minotauro, podríamos decir que es casi autobiográfica. Todo comienza en el año 1953, cuando Ray se trasladó a la capital de Irlanda, Dublín, para trabajar en el guion de la que sería por entonces la nueva película del obsesivo y neurótico director John Huston, una adaptación a la gran pantalla del Moby Dick de Mellville.

El autor nos cuenta con todo lujo de detalle, a través de su protagonista que no es más que su alter ego, la odisea que le significó su estancia en Dublín y todo lo que tuvo que ver con la realización de aquel mítico guion. Nos llevará a recorrer Irlanda a través de sus lluvias interminables, de su bruma gris y helada, de sus colinas verde intenso y, sobre todo, de su gente, hombres entregados al alcohol, pero con un gran corazón.

Además, nos lo contará todo como si de unas memorias se tratara: sus idas y vueltas con Huston, sus recuerdos en un pub local del que saldría luego algún relato de su amplia cosecha de literatura fantástica, montones de anécdotas sobre la idiosincrasia del irlandés de a pie, y todo el asunto de la escritura del guion quedará en un muy segundo plano.

Bradbury narra todo de una forma muy poética, exquisita y hermosa, como tan bien se le daba hacerlo. Sentiremos de cerca el olor del pasto recién cortado de la campiña, los cantos nocturnos de los borrachos saliendo del pub, veremos a niños en cuerpos de hombres haciendo cabriolas imposibles... La magia está latente en cada párrafo que nos regala el viejo Ray, y sabemos que lo amamos, y no podemos evitar dejarnos llevar por su prosa hipnótica y perfumada. En este caso, por un buen whisky irlandés.

Como bien siempre decía, "No me cuenten lo que hago, no quiero saberlo". Y aquí se nota más que nunca cómo se deja llevar, con qué facilidad trasladó su propia vida a las páginas de una autobiografía novelada de las que siempre son tan esperadas por sus fans hispanohablantes.

Finalmente, tendremos la mirada crítica y mordaz al universo sensual y traicionero de Hollywood, donde claramente y más que en ningún otro sitio, no todo lo que brilla es oro.

Quiero recomendar muy especialmente este libro de Bradbury que funciona como una especie de testamento de las vivencias buenas y malas de un hombre común y corriente en una tierra extraña, magistralmente traspasado al papel para que lo experimentemos de primera mano como si estuviéramos ahí, a su lado. Una aventura increíble, un viaje inolvidable. Aunque no busco respuestas... De algo estoy segura: los lectores de Bradbury somos muy, muy afortunados de poder disfrutar de nuevo de esta magnífica novela tan bien traducida.

Violeta Lila