Ruta de escape

Opinión:

Continúa Philippe Sands el camino iniciado en su anterior obra, "Calle Este-Oeste", en este caso investigando la figura del dirigente nazi Otto Wächter.

Arrancando la obra como si se tratase de una novela de espías, ofreciendo en el inicio el misterio de un alemán con identidad falsa, enfermo, y refugiado en un hospital de Roma con la ayuda inestimable de religiosos católicos. Un eficaz recurso literario para introducirnos en la vida de ese jerarca nazi.

Al igual que en su anterior obra, Sands indaga en la memoria de personas vivas, directamente relacionados con aquellos trágicos hechos y personajes del pasado, removiendo en el presente la memoria olvidada, sobre todo la insuficientemente explicada, ahondando en los sentimientos de culpa y también en los confusamente inculpatorios, evidenciando que todo no ha sido escrito ni contado sobre esa lamentable página del pasado.

Otra vuelta de tuerca sobre cómo los hijos de criminales sobreviven a sus padres, esa culpa heredada, sobre la que pesa como una losa formidable la radical contradicción que supone conocer una doble personalidad de un ser querido, de un padre, esa persona normal en sus comportamientos con sus seres queridos que a la vez ordena fríamente el asesinato de miles de personas.

En este caso, un protagonista que estudió derecho en Viena, después se trasladó a Berlín de donde regresó como un dirigente nazi, el mismo que purgó a la universidad de profesores judíos, que fue premiado con un poderoso destino en Cracovia, de cuya actividad queda el rastro de su firma en muchos documentos oficiales que provocaron la muerte de decenas de miles de miles de personas, judías en su inmensa mayoría.

Sands no actúa de juez investigador, ni hace consideraciones morales, se limita a una descripción de hechos tan objetiva, rigurosa y exhaustiva, que resulta tan terrorífica como demoledora.

Y además maneja con maestría los contextos y ambientes donde estos asesinos institucionalizados vivían con absoluta indiferencia, a menudo incluso con confeso goce, sus crímenes y atroces actos. Esos ambientes que se pretendían refinados, lujosos, sofisticados, actuando como una nueva élite cuya legitimidad provenía de su poder y, sobre todo, de una violencia sólo legitimada por sus irracionales convicciones racistas y extremistas, amparadas por un régimen político diseñado a la medida de sus excesos y locuras.

Una obra que arroja una luz original y necesaria sobre el nazismo, que aporta además un ángulo distinto, el de la culpa heredada, que permite indagar con más claridad y entendimiento en las extrañas razones que explican los fenómenos extremistas, ahora de nuevo trágica y penosamente tan presentes en la política europea.

Una pulcra investigación histórica, rigurosa, exhaustiva, además muy bien presentada con una narración amena y con evidente calidad analítica, que se hace más oportuna que nunca en este presente tan amenazado por esos trágicos rescoldos de un pasado que persiste en avivar una llama que ya parecía definitivamente sepultada.

Jorge Riet