Anika entre libros

Rómpete, corazón

Ficha realizada por: Lidia Casado
Rómpete, corazón

Título: Rómpete, corazón
Título Original: (Rómpete, corazón, 2019)
Autor: Cristina López Barrio
Editorial: Planeta
Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos


Copyright:

© Cristina López Barrio, 2019

© Editorial Planeta, S.A., 2019

Edición: 1ª Edición: Noviembre 2019
ISBN: 9788408217312
Tapa: Dura
Etiquetas: familia amor contemporánea asesinatos cuentos investigación misterio mujeres intriga leyendas literatura española novela secuestros acoso obsesiones locura abuso de menores romántica pasión desapariciones
Nº de páginas: 400

Argumento:

Doce años después de que desapareciera una de sus hijas, Blanca vuelve a pasar el mismo dolor con su hija más pequeña. La misma casa, la misma leyenda familiar, el mismo lazo rojo… ¿estarán relacionadas ambas desapariciones? ¿Cuántas maneras diferentes hay de romper un corazón?

 

Opinión:

 

Partamos de una obviedad: me encanta el estilo de Cristina López Barrio. Me recuerda a los grandes autores del realismo mágico, me resulta muy poético y evocador y me vuelve loca porque me invita a reflexionar sobre el significado de lo que dice y la diferencia con lo que realmente quiere decir.

Dicho esto, llega el momento de la confesión: me costó mucho entrar en esta novela. Es una obra construida a retazos que el lector debe ir montando para reconstruir la historia. Retazos, por un lado, temporales: los saltos son continuos y podemos viajar en el tiempo tanto en los encabezados de cada capítulo como con los flashbacks aún más lejanos que van realizando los personajes. Así que hay que estar muy atento para ir colocando cada pieza en su lugar. Y retazos, por otro lado, relacionados con la manera en la que la autora nos transmite la historia: cada capítulo está narrado en primera persona por alguno de los personajes implicados. Y son unos cuantos: Blanca (la madre de las dos niñas desaparecidas), Aurora (la única hija que no desaparece), Ricardo (el segundo y actual marido de Blanca), Arturo (un guionista que alquila una zona de la casa para escribir su último proyecto) y Roger (el policía que investiga ambos casos).

Me costó entrar y fue no tanto por los saltos temporales como por lo complicado que me resultaba identificar a los personajes. López Barrio elige muy bien los nombres femeninos de esta saga familia (Rosa, la abuela; Blanca, la madre; Aurora, una de las hijas gemelas; Alba, la gemela que desaparece y Clara, la hija pequeña que también desaparece). Todos ellos tienen relación, forman parte de dos campos semánticos diferentes (los colores y la luz o el amanecer, aquí cada uno que interprete como quiera), con Blanca como nexo entre ambos. O quizá podría ser un solo campo semántico: el de la forma de percibir la luz y los colores, el de lo que vemos y cómo lo vemos. Pero su significado me parecía tan próximo que, hasta que fui conociendo bien a los personajes, me hacía un poco de lío y no sabía bien quién hablaba.

Pero he de decir que, superado este "bache" inicial, la novela me ha encantado. Confieso (otra vez) que me encantan las obras que cuentan con la participación del lector, que le implican para ir construyendo o reconstruyendo el significado de lo que ocurre. Y, como he dicho, en este caso, esa invitación a participar es doble: por un lado, uniendo las piezas sueltas que los narradores nos van ofreciendo y, por otro lado, leyendo en un segundo nivel, el de las metáforas, las alegorías y los significados ocultos (como lo que comentaba antes sobre los nombres de los personajes). Y, en este sentido, esta novela tiene mucho que construir.

Además, el libro va creciendo en intensidad, en intriga, en ritmo y en horror. Porque, en el fondo, la autora nos propone una gran reflexión sobre el amor, las formas de amar y, quizá, las formas correctas de hacerlo. O las formas sanas. O las consecuencias de las maneras enfermizas de querer. Por eso, el título también me parece muy acertado, porque hace referencia a las situaciones diferentes que pueden hacer que tu corazón se rompa (no solo el amor romántico puede lograrlo). Pero, al mismo tiempo, ese imperativo (rómpete) también me ha hecho pensar en las veces que ese corazón se rompe premeditadamente, porque alguien quiere que así ocurra o porque nosotros mismos nos damos permiso para que se rompa ante el peso de lo que nos está ocurriendo. Y, de alguna manera, ese imperativo también me ha hecho reflexionar sobre si es inevitable que se nos rompa el corazón alguna vez en la vida. Otra cuestión es qué ocurre con un corazón roto o cuántas roturas podemos soportar.

Así que, aunque el principio fue difícil, el trayecto se me ha hecho corto al final. Y, lo mejor, he cerrado el libro con una sensación de plenitud por una historia bien contada, con la respiración agitada por la rapidez de la narración final y el contenido de lo narrado y el corazón roto por la historia de estas mujeres unidas por un apellido, una leyenda y un destino. No se puede pedir más.

 

Lidia Casado

 

 

 

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