Revancha

Opinión:

Tras sus recientes intentos de cuajar una escritura neopicaresca y conscientemente literaria, Kiko Amat parece decidido a regresar a sus orígenes alternativos, casi diría contraculturales, con "Revancha", una novela que recupera los imaginarios punks y skinheads que el autor ya transitó en sus inicios literarios. Si el referente inmediato que Amat invocaba en su anterior novela, "Antes del huracán", era un clásico como Robert Louis Stevenson, en esta ocasión parece evocar más bien una parcela de la memoria generacional que no ha pasado desapercibida para autores contemporáneos. No en vano, dos personajes como Amador y César, nacidos de los movimientos suburbanos de los años ochenta, tienen mucho en común con los inolvidables protagonistas de "Historias del Kronen" de José Ángel Mañas o con el inconformismo de autores anglosajones como Colin MacInnes o Legs McNeil.

Como en su última novela, "Revancha" vuelve a estar protagonizada por dos personajes masculinos. En esta ocasión, sin embargo, Kiko Amat abandona el recurso cervantino del dúo protagónico y, en cambio, explora la posibilidad de construir una novela en torno a dos personajes antagónicos que, sin conocerse, se buscan y se persiguen como animales en caza. Sin saberlo, Amador necesita que César le encuentre para poner fin a la doble vida que ha condenado su existencia. César, ignorante también de lo que le depara el futuro, ha de encontrar a Amador para rescatar a Lucía, su inocente sobrina que ha quedado a su cuidado cuando Paloma emprende la búsqueda del hombre que la ha traicionado y ha puesto en peligro a su familia. Dicho así, parece que el argumento de la novela sea un drama sentimental basado en el enredo entre los personajes de dos bandos opuestos, pero nada más lejos de la realidad.

Pese a las grotescas escenas que en demasiadas ocasiones interrumpen el relato, "Revancha" es una novela bicéfala de gran profundidad psicológica. La mitad de los capítulos, narrados en segunda persona, están focalizados en Amador, consejero y número dos de la facción criminal de Lokos, el grupo ultra del FC Barcelona. Aunque su narración nos acerca a personajes propios del hampa, criminales en todas sus facetas, lo cierto es que la historia se centra en la relación que Amador mantiene con Alberto, alias 'el Cid', desde su más tierna juventud. Los violentos episodios que protagonizan el propio Amador y sus secuaces conviven con la narración más íntima de los traumas que perturban al protagonista: la criminalidad de su padre, la indiferencia de su madre, el incendio que por poco acaba con su vida y con la de su hermano, y también esa pulsión erótica atípica que descubrió en la adolescencia y que siempre ha mantenido en secreto, pues la ley interna de los Lokos obliga a matar a los miembros homosexuales. La otra mitad de los capítulos, narrada en tercera persona, está centrada en la historia de César Beltrán (alias 'Jabalí'), un rugbista que, tras pasar por la cárcel debido a un acontecimiento traumático para su ámbito familiar, decide centrar su existencia en sólo dos cometidos: proteger a su hermana y a su sobrina, por un lado, y vengarse contra pederastas y delincuentes en fuga, por otro.

Ahora bien: pese a que la estructura y el argumento constituyen los cimientos más importantes de la obra literaria, el autor no puede confiar todo el éxito de la novela a un par de cuestiones formales. En el caso de "Revancha", esto se hace explícito en algunos rasgos estilísticos que parecen forzados para construir la parafernalia contracultural que Kiko Amat buscaba para su obra: un argot excesivamente vulgar, casi codificado, que oscurece la narración y rompe la verosimilitud del relato; una violencia desaforada que no siempre queda justificada por las necesidades de la trama, y también unos lugares comunes, asociados a menudo a la búsqueda de un cierto componente melodramático, sobre todo en las historias familiares de los protagonistas. En resumen: "Revancha" es una buena novela dentro de su género, pero no es la mejor obra de Kiko Amat, ni de lejos.

Darío Luque