Recuerdos y desinformación

Opinión:

Me resulta complicado abordar la reseña de "Recuerdos y desinformación" porque me ha sumido en el desconcierto desde el principio y dicho desconcierto no ha hecho más que crecer hasta que acabé de leer y solo pude pensar: "¿Qué demonios...? ¿Qué es lo que acabo de leer?". Es un libro raro y surrealista. No sabría decir exactamente qué es, así que empezaré diciendo lo que no es: no es una autobiografía, ni remotamente. Puede que tenga algunos puntos de verdad, incluso puede que esa crisis existencial esté inspirada en una que sufrió Jim Carrey de verdad, pero poco más.

Tampoco es exactamente una novela que hable sobre el mundo del cine, aunque al principio me pareció que por ahí podían ir los tiros, porque todo tenía un halo de decadencia, de excesos y de gente con vidas vacías que vive en su propia realidad, cosa que me puedo creer de las estrellas de Hollywood, tan dadas, en algunos casos, a las excentricidades. Pero no, llega un punto en el que todo se aleja de esa línea con un indudable punto de sátira y crítica al capitalismo feroz y a la tecnología casi de ciencia ficción del mercado cinematográfico para dar paso a otra cosa. Algo de lo que no puedo hablar para no estropear el libro al que quiera leerlo, pero que toma esos pequeños elementos surrealistas y los lleva a su máxima expresión en una trama totalmente fantasiosa y digna de un guion peliculero de cine-tv.

La verdad es que no he entendido nada y es una de esas piezas artísticas demasiado creativas para el consumidor medio, pero, de haberse tratado de una forma más amena el texto, es posible que no me hubiera importado. Por desgracia, el estilo que han elegido Jim Carrey y Dana Vachon para contar lo que quiera que quisieran contar me pareció lento y pesado, repleto de metáforas, simbolismos e imágenes difíciles de comprender, además de numerosos cameos de artistas del mundillo en los que no se profundiza demasiado.

En cualquier caso, puede gustar a fans que quieran entresacar algo de verdad en la ficción, a gente a la que le encante lo inesperado (nunca imaginarías ese final) y a aquellos a los que no les explote la cabeza con el surrealismo literario.

Déborah F. Muñoz