Qwerty Vintage

Opinión:

No hay nada como pivotar entre la duda y la confianza, en desvelar tu intimidad delante de la pantalla de un ordenador, a la velocidad de tus pensamientos, para que otra persona te lea, al otro lado de la red, y establezcas una conexión, que es lo que tenemos aquí. Confiar. Desconfiar. Dejarse llevar y soltar tus problemas al desconocido que tienes delante de tu pantalla. Parece simple, pero, ¿lo es?

Trasladando los hilos de conversación, tal y como hubieran sido escritos, la novela se estructura a través de ellos, siendo el título de cada uno de los capítulos lo que nos va desvelando poco a poco el trasfondo del asunto. El autor nos conduce por donde él desea que caminemos, todo es diálogo, pero lo que hace que esta historia tenga ese ingrediente selecto que no la vuelve una novela cualquiera, es un inesperado punto final.

Qwerty y Vintage parecen ser dos solitarios en busca de compañía, aunque sea virtual, pero ¿son quienes dicen ser? En un mundo cada vez más globalizado, que las redes suplen esta necesitad de contacto físico, que las masas aparecen guiadas por sinos cibernéticos, todo parece indicar que nos encontramos ante dos seres que desean conocerse el uno al otro, cada uno con sus ideas, traumas y conflictos internos, cada uno desentrañando a sus monstruos sin pudor. Pues es que la red es así: anónima, impúdica, al alcance de todos.

Una novela que nos hace reflexionar sobre la delicadeza de las relaciones humanas, de lo que dejamos en el tintero y lo que no, de la sensación de solidaridad en la soledad de los individuos. Nada es lo que parece, todo es lo que parece. 

Y sin embargo, está ahí, a un teclado de distancia, puedes ser tú mismo o arriesgarte a ser alguien más… desde una joven con traumas infantiles hasta un asesino en serie. Tú decides.

Carol Inabé Barba