Anika entre libros

Prometo perder

Ficha realizada por: Ana Vanesa Cremades
Prometo perder

Título: Prometo perder
Título Original: (Prometo perder, 2017)
Autor: Pedro Chagas Freitas
Editorial: Ediciones B
Colección: Plan B


Copyright:

© Pedro Chagas Freitas, 2017

© 2017, Sipan Barcelona Network, S.L.

Traducción: Paula Vicens
Edición: 1ª Edición: Septiembre 2017
ISBN: 9788417001155
Tapa: Blanda
Etiquetas: maltrato muerte literatura portuguesa mezcla de géneros violencia de género acoso relaciones tóxicas
Nº de páginas: 420

Argumento:

Definir el argumento de este libro es complicadísimo: nos encontramos ante un conjunto de pequeñas narraciones, poemas, confesiones, preguntas retóricas... sobre el amor y el desamor. Sin llegar a definirse como personajes concretos o protagonistas, secundarios o antagonistas, por las páginas de "Prometo perder" aparecen personajes que reflexionan sobre el amor, que nos cuentan sus penas y poemas que recuerdan, por su musicalidad y repetición, a oraciones o salmos siempre con el mismo tema central: el amor y su ausencia.

 

Opinión:

 

Este libro no está hecho para mí. Ni para nadie que tenga dos dedos de frente y que crea que ensalzar un amor tóxico, de dependencia exclusiva, un amor que "duele o no es amor" (palabras del autor) un amor que "sangra" (también palabras de autor)... un amor que no puede ser más dañino y que, os lo prometo, me ha tenido horrorizada la mitad de las páginas.

Para empezar, me las he visto y deseado para encuadrarlo en un género determinado, lo cual, a priori, no tiene por qué ser una característica negativa, es cierto. "Prometo perder" está compuesto por una colección de pequeños relatos, poesías (de estas modernas que ahora se llevan tanto y que, lo siento, no llego a entender como tales) y oraciones (sí, sí, oraciones, porque hay textos que tienen la misma estructura que las típicas oraciones cristianas y que, además, su tono es igual de pedigüeño, pero sin apelar a dios, sino al "amor" como ente abstracto o a la amada.

La estructura no me ha gustado nada, es cierto, porque no llegas a conocer a ningún personaje, las voces masculinas y femeninas se mezclan y la empatía que alcanzas es cero, porque es difícil empatizar con voces etéreas que, además, viven en los mundos de Yupi por y para el amor... un amor abusivo horroroso que es, sin lugar a dudas, lo que me ha tirado para atrás.

Analicemos a qué me refiero cuando hablo del tratamiento del amor en esta ¿novela?... Dejémoslo en libro. Chagas Freitas nos presenta una visión del amor edulcorada, no, pasada de azúcar tres pueblos y varias ciudades enteras. Un amor pasteloso, del que muchas veces encontramos en novelas de Moccia, Sparks o Levy, pero mal. Me explico: los autores citados anteriormente (de los cuales, no me sonrojo al admitir que he leído y disfrutado muchos libros) tienen una historia que contar. Al menos sus intenciones son buenas y, aunque las relaciones amorosas que describen caen en estereotipos y convencionalismos varios, al menos, repito, están medianamente bien escritas, tienen una trama clara y las escenas más románticas, más "pastelosas", están justificadas y son coherentes con el resto del tono de la novela. "Prometo perder", sin embargo, recoge lo peor, lo más extremo de los autores citados, lo estira cual chicle hasta que pierde sabor y, lo peor, lo hace pasar de rosca, se lo lleva hasta el ámbito de las relaciones tóxicas, la obsesión, el control, la manipulación y, sí, la violencia de género.

Y conste que al principio subrayé pensamientos que me estaban gustando, frasecitas que, si bien de obvias podían aparecer en una taza de Mr. Wonderful, estaban bien redactadas y resultaban "monas". Sin embargo, mis alarmas saltaron cuando, de pronto, en uno de los fragmentos, la voz narrativa señala que amar es "seguir buscando lo que no quiere ser encontrado". ¿Perdona? ¿Si no quiere ser encontrado -es decir, si la persona en la que has puesto tus miras amorosas no te corresponde- hay que seguir dando la turra? ¿Amar es acosar? ¿Pero qué me estás contando? Esto aparecía en la página 25 y, aunque quise quitarle importancia y no leer ya con las gafas violetas puestas y las uñas afiladas... ufff. ¡Esto solo podía ir a peor y fue a mucho peor!

Os voy a resumir algunas de las perlas de este libro para que os hagáis una idea porque, de verdad, mi estupor no ha hecho más que crecer y crecer a medida que iba leyendo. Por ejemplo, la vida se entiende como tal solo si amas (ok, hasta aquí podemos estar de acuerdo), pero también la vida se define como soportar "cabrones" o "perras" (que en términos amorosos no son más que relaciones tóxicas) y ese amor que define la existencia, no es tal si no mata, si no hace sangre, si no duele. No, mira, por ahí no paso. El amor puede doler, cuando no es correspondido, pero me niego a aceptar la definición de amor obsesivo y violento que el autor plantea (por muy romántico arrebatador que pueda parecer en según qué edades… ). Se empieza pensando eso y se acaba, como hace el autor, defendiendo que los seres humanos necesitamos estallar y que a veces hay que sacrificar a quien se ama.

Sí, ese ha sido el sonido de mi mandíbula al caer al suelo.

Y, por favor, no creáis que el libro denuncia estas relaciones o que las muestra como ejemplo nocivo, de lo que "no debe ser". Al contrario, el autor nos dice una y otra vez que el amor, si no duele, no es amor, si no sangra, no es amor, si no mata, no es amor. En otras palabras, presenciamos una constante (y bastante vomitiva) romantización de las relaciones tóxicas: siguiendo el conocido "lo que no te mata te hace más fuerte", tergiversa el mensaje de este dicho para introducir su versión morbosa de amor y, desde esta perspectiva, solo el amor que mata te hace fuerte. (Se ve que este chico tiene más vidas que los gatos para estar desperdiciándolas a la ligera).

De verdad, podría estar así hasta mañana... si no fuera porque creo que he explicado mi horrible experiencia con este libro. Además, pensando que quizás estaba sacando las cosas de quicio, he tenido la precaución de dejar el libro a varias amigas que han leído los fragmentos más preocupantes y que llegan a la misma conclusión que yo: ¿pero qué tipo de relación está ensalzando este escritor?

De modo que, sintiéndolo mucho, no recomiendo la lectura de "Prometo perder" a no ser que sea para estudiar relaciones tóxicas y cómo nuestra cultura las normaliza y, sobre todo, por favor, no recomiendo esta lectura al público joven, especialmente, porque pueden creer que el amor es todo lo que dice este señor y me niego a pensarlo. Vamos, si el amor tiene que doler y sangrar... que sangre su tía.

Una auténtica decepción.

Ana Vanesa Cremades

 

 

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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