problema de dinosaurio (infantil)

Opinión:

El libro lo hemos leído mi hijo (10 años) y yo (ya sabéis que siempre que puedo busco la opinión de más niños para saber si les ha gustado un libro o no). En su opinión es genial por tres motivos: uno es que se aprenden muchas palabrejas –luego lo cuento-, otro es que usan la cabeza para trazar un plan y eso le ha gustado, y por último que es muy divertido cuando los cabezas de familia (los padres) hablan entre ellos. Bueno, pues eso es justamente lo que yo pretendía resaltar de este libro.

Dick King-Smith presenta a una pterodáctila instruida, inteligente y con un dominio del lenguaje excepcional. Desde que nace su bebé le habla con su vocabulario culto y Fisgón –el bebé- aprende palabras que ni su padre conoce (al mismo tiempo el niño lector también las aprende). El padre, por el contrario, es grande y el más rápido pterodáctilo que existe, pero su nivel de coeficiente intelectual es bajo, de ahí que sus conversaciones con su mujer y su hijo resulten divertidas.

Por otro lado presenta a una familia de apatosaurios muy orgullosos que consideran del todo inferiores a los pterodáctilos, entre otras cosas, porque duermen boca abajo colgados de los árboles y cuando hacen caca… pues eso, que les puede caer encima. De este modo el autor presenta a los dinosaurios como dos “razas” (que bien podrían semejarse a dos razas y culturas del ser humano con sus problemas actuales de convivencia y cohabitación).

Pero, y es ahí donde está el truco para que guste a los niños y al mismo tiempo les enseñe una pequeña lección, el hecho de que exista un Tiranosaurio Rex en la zona, convierte al bebé de apatosaurio en una presa deliciosa, y como el otro bebé está al tanto de este monstruo carnívoro, ideará un plan para evitar que esto ocurra. Para ello será imprescindible que ambas familias se conozcan, y cuando lo hacen será bajo la creencia de que la pequeña Pluma ha sido “salvada” del T-Rex. Esto produce un cambio en los prejuicios de los padres y el niño lector lo aprenderá del mismo modo en que se reirá con las conversaciones de los adultos (por un lado la ilustre pterodáctila conseguirá que la mamá de apatosaurio sea más culta, y por otro los cabezas de familia tendrán conversaciones de besugo).

“Problema de dinosaurio” es, por tanto, un libro que gustará a niños de 7 a más años, porque tiene un plan, porque los héroes son los niños (Fisgón y Pluma se llaman a si mismos niños), porque se divertirán con las conversaciones y, quizás sin darse cuenta, aprenderán a no tener prejuicios con otras razas.