Pequeños desastres

Opinión:

Estamos ante un desafío doméstico que reflexiona sobre los efectos de la maternidad. Una historia persuasiva y profundamente documentada acerca de los resultados de las equivocaciones, el deber profesional o la culpa. Los lectores, pero sobre todo las madres, van a quedar atrapadas entre estas páginas, leyendo hasta altas horas de la noche.

La portada del libro lo anuncia como thriller, pero después de haberlo leído, no es así como yo lo definiría, es más bien un drama familiar que desnuda la hipocresía de la sociedad moderna con respecto a la maternidad, al cuidado de los hijos, al rol de la mujer... y al accionar de los mismos mecanismos de control de la sociedad cuando existen situaciones que no están del todo claras o que pueden ser malinterpretadas a priori. De eso y muchos temas más va esta novela, que sabe meter el dedo en varias llagas. El drama comienza ante cierto posible abuso materno... dos amigas involucradas y una investigación que traerá consecuencias imprevisibles.

¿Maltrató Jess a su bebé? La policía y servicios sociales se involucraron, y a partir de ese momento, lo que va sucediendo lo sabremos desde diferentes puntos de vista, aunque las voces más protagonistas serán las de Jess y su amiga, la pediatra Liz. A ambas las iremos leyendo de forma no lineal. Todo esto narrado con saltos temporales vibrantes que llevan al lector por una montaña rusa emocional, porque estaremos desde el supuesto accidente de la criatura hasta el origen de la amistad de ambas.

Mentiras y secretos se toman de la mano, manteniendo un buen ritmo de suspense donde los auténticos protagonistas son los personajes. Toca temas tan importantes como son la depresión posparto, la pérdida del control, la paciencia. Cada uno de ellos, tanto las dos mujeres como el resto, se encuentra bellamente delineado. Si tuviera que poner alguna pega, quizás el punto más flojo sean ciertos desarrollos que anticipan algunos acontecimientos, pero en el resultado total no desmerece a la obra de manera negativa, el libro es un no parar de sorpresas.

A veces es duro de leer, sientes el escenario demasiado real. Jess hasta ahora había sido una buena madre, jamás cuestionada, y su amiga la pediatra tiene la extraña sensación que igual nunca la ha conocido realmente. El marido de Jess, cuyo matrimonio no es muy bueno, empeorará la situación al dudar él también de la versión de su esposa.

Nuestra autora, Sarah Vaughan, nos narra una desgarradora historia humana en la que nos enteramos de que ambas mujeres tuvieron una infancia poco feliz. Recuerdos junto a momentos reveladores oscuros que regresan a la memoria de la madre de la niña, de lo que pudo haber hecho, y una amiga que desea saber lo que realmente le pasó a la chiquilla. Lentamente, entre inesperados giros, creí saber ya la verdad... ilusa de mí. 

Una narración valiente, honesta y brillante que pone sobre el tapete lo que muchas veces creemos conocer o entender a nuestros amigos, y no es así. Se nos advierte de cómo una determinada situación puede hacernos sopesar todo nuestro sistema de creencias. 

¿Jess miente? 

Os digo que esta historia toca una fibra difícil de asimilar. Le pongo buena puntuación.

Violeta Lila