Anika entre libros

Pasadizos

Ficha realizada por: Joseph B Macgregor
Pasadizos

Título: Pasadizos
Título Original: (Pasadizos, 2008)
Autor: Vicente Luis Mora
Editorial: Páginas de Espuma
Colección: Voces


Copyright:

© Vicente Luis Mora, 2008
© Editorial Páginas de Espuma, S. L., 2008

Edición: 1ª Edición, Marzo 2008
ISBN: 9788493830083
Tapa: Blanda
Etiquetas: literatura metaliteratura haikus graffitis poesía literatura española
Nº de páginas: 229

Argumento:


En este ensayo, Vicente Luis Mora reflexiona sobre aquellos pasadizos que interconectan diversas disciplinas artísticas en principio con escasos puntos en común. Así Vicente relaciona la poesía con la arquitectura y viceversa y explica cómo se influyen mutuamente, de qué modo están íntimamente ensambladas o cómo han ido surgiendo y evolucionando estas conexiones a lo largo del tiempo; de dónde partieron, en dónde están y hacía dónde se dirigen. 

Premio Málaga de Ensayo 2007

 

Opinión:

 

En uno de los capítulos más apasionantes de "Pasadizos", Vicente Luis Mora afirma que el análisis o la disección de lo arquitectónico-tridimensional o de lo literario-poético pueden llegar a ser considerados también como una suerte de edificación.

Pienso que "Pasadizos" es un ejemplo evidente de la realidad de esta afirmación porque si en algo destaca este ensayo es por la sólida estructura en que Vicente Luis sustenta los diferentes pisos /capítulos de su edificio / discurso metaliterario; un ejemplo claro de algo que termina convirtiéndose en aquello sobre lo que habla: pura arquitectura literaria o pura literatura arquitectónica que a mí particularmente me ha regalado momentos de una profunda emoción, aunque no comulgue del todo con algunas de sus afirmaciones o conclusiones.

Prueba de ello, es la espectacular cantidad de fragmentos o citas que he subrayado con mi rotulador amarillo. De hecho, en algunos capítulos he señalado tan sólo el título porque la verdad es que hubiera marcado el texto en su totalidad; desde el principio hasta el final. Algunos ejemplos de esto que digo son: "S / Silencio", "Cartografías. Los mapas como lugar", "M de Muro", "W / Wright, Frank Lloyd". Hay personas que cuando viajan en tren leen "El código Da Vinci", yo leo estos libros; soy así de raro, que le voy a hacer.

En su exploración a través de estos pasadizos literario-arquitectónicos y/o arquitecto-literarios, Vicente Luis disecciona espacios en blanco, silencios poéticos, hojas en blanco y libros que intentan atrapar el Mundo entre sus páginas, realizando, en definitiva, un exhaustivo recorrido por conceptos tan apasionantes para mí como espacio y vacío o tan "borgianos" como los laberintos, la Torre de Babel o los mapas, justamente aquellos que más me motivan de los cuentos de Borges.

En general, estoy bastante de acuerdo con muchas de las afirmaciones, tesis, teorías, conclusiones, reflexiones o inquietudes vertidas por Vicente Luis a lo largo del libro. En algunas de ellas incluso he visto perfectamente descrita, con diferentes aspectos o matices, mi manera de acceder y asimilar mis lecturas o de acercarme al hecho literario. Y prueba evidente de ello serían mis reseñas. En ellas, utilizo constantemente conceptos como "estructura", "equilibrio" o "coherencia", elementos que bien ensamblados y oportunamente integrados en la narración considero esenciales -aunque no son los únicos, ni siquiera los más importantes- a la hora de juzgar positiva o negativamente cualquier tipo de manifestación literaria, ya sea novela, poesía, ensayo o cómic. Por lo tanto, aunque el "fondo" me parece también bastante importante, lo cierto es que tiendo a fijarme mucho más en la arquitectura que sustenta el entramado literario. Así que, en ese sentido, el libro me ha interesado mucho y, como he dicho antes, me ha provocado emociones diversas y muy gratas.

Sin embargo con otras afirmaciones tengo que mostrar mi total desacuerdo (aunque con matices), como sucede por ejemplo con las que Vicente Luis formula en "T / Técnica". Me refiero al fragmento en el cual, el autor relaciona poetas con arquitectos. El autor explica cómo a estos últimos se les exige formarse durante cinco o siete años para prepararse técnicamente y están obligados además a conocer la historia y los diferentes métodos arquitectónicos de tal modo que al acabar la carrera puedan ser capaces de diseñar desde un menhir a una pirámide. Pues bien, en opinión de Vicente Luis lo mismo debería exigírsele a un poeta, el cual estaría obligado a estudiar métrica tradicional, formas estróficas, poetas clásicos y de todas las épocas o tipos de movimientos y practicar en la creación de todo tipo de poemas (sonetos, décimas, cuartetas, zéjeles, sextinas, etc.). En su opinión, aquel que después de ese proceso de entrenamiento o formación no fuera capaz de componer una sextina decente no debía llamarse a sí mismo ni ser considerado poeta.

Desde mi punto de vista, pienso que la tesis anterior denota un sentido claramente elitista o aristocrático del oficio literario que no comparto demasiado pero que desgraciadamente abunda más de lo que se cree. Es cierto que para un poeta / autor la base cultural de raíz clásica es importante pero pienso que ésta no tiene porque ser garantía de buena poética obligatoriamente.

Pongo un ejemplo muy claro. Cuando Javier Pérez Andujar, autor de "Los príncipes valientes", acudió recientemente como invitado a "El público lee" -programa literario de Canal Sur 2- para hablar de ésta su primera novela publicada, uno de los argumentos en los que más insistía era en su pretensión de conseguir con su novela una narración en la que se escuchará por fin la voz de la clase baja en una narración. Así "Los príncipes valientes" está contada por personajes que comparten con el autor infancia, recuerdos, lecturas infantiles y juveniles, pero sobre todo barrio y miseria. Desde su punto de vista, la novela siempre ha estado en manos de las clases altas o burguesas que eran las que podían acceder a la cultura. Por tanto, Pérez Andujar encuentra a faltar novelas contadas por otras voces, las de aquellos que han quedado marginados por la alta cultura.

Así, y esto ya es de cosecha propia, aunque "Germinal" es una excelente novela que denuncia la existencia miserable de unos mineros franceses, no dejaba de ser una realidad vista a través de los ojos de Zola, un autor burgués. Siguiendo la teoría de Pérez Andujar si "Germinal" hubiera sido escrita o narrada por un minero tendría que ser forzosamente más verosímil o más auténtica que la de Zola, algo de lo que tampoco estoy demasiado convencido. En todo caso, exigir a un poeta un alto bagaje cultural previo lo considero un pelín exagerado y negarle a las personas que no poseen tan alto conocimiento la posibilidad de ser considerados poetas lo encuentro tan injusto como equivocado.

Pero lo más "grave" (entre comillas) es que Vicente Luis parece olvidar que dentro de la obra de arte existen también aspectos emocionales o sentimentales, algo que entra en contradicción con ese sentido "humano" que para él debe tener la obra artística / arquitectónica. No creo que el principal objetivo de la literatura sea el conseguir la trascendencia, la perfección o el equilibrio. Son elementos importantes o incluso fundamentales pero estimo más importantes otros como la expresión de sentimientos, la búsqueda de la belleza o la intuición (que es algo distinto a la inspiración) e incluso el azar. El autor no habla para nada del artista intuitivo porque me da la impresión que no debe de creer demasiado en su existencia porque lo que sí deja bien claro es que considera un error pensar que la creación poética haya que dejarla sólo en manos de la inspiración o de la presunta genialidad del artista.

Al intentar conectar el hecho poético o literario con la arquitectura y viceversa, Vicente Luis acerca la poesía con las matemáticas o mejor con un problema matemático perfecto en exposición, desarrollo y resolución pero que finalmente no consigue trasmitir ningún tipo de emoción al lector. ¿Trasmiten algún tipo de emoción los poemas de Góngora o de Borges? ¿No llegan más quizá los de Miguel Hernández o los de Lope, siendo en ocasiones menos "perfectos" en cuanto a arquitectura? Por otro lado, ¿Le sentó bien ese afán por el perfeccionismo a Juan Ramón? Dejo el debate abierto porque estas son cuestiones a los que no consigo encontrar una respuesta clara o concluyente.

Este ensayo le sirve a Vicente Luis Mora además como vehículo perfecto para reivindicar a una serie de artistas (Mallarmé, Tagore, Octavio Paz) o manifestaciones culturales y artísticas (el haiku o los graffittis) como precursores@s o iniciador@s de una nueva utilización de lo poético que aparece íntimamente unid@s con el espacio artístico o con estructuras arquitectónicas de férreo calado

Me ha gustado mucho.

Joseph B Macgregor

 

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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