Paciente Cero

Opinión:

Kike Mateu es muy conocido en el medio periodístico, no solo en su tierra valenciana, sino que se ha sabido granjear la admiración y el cariño de sus compañeros de trabajo, tanto en España como fuera de ella a lo largo de los años. Su vida ha rodado alrededor de la radio y, sobre todo, el fútbol, desde que empezó a estudiar periodismo.

Así, el 19 de febrero de 2020, el día del partido de octavos de final entre el Atalanta y el Valencia de la Champions League, en el estadio San Siro de Milán, empezó con la rutina de siempre y acabó con la misma euforia: saludos, abrazos, besos entre amigos y colegas de los medios de comunicación, rodeados de miles y miles de forofos futboleros que se congregaron desde muchos lugares diversos del mundo aquel día y volvieron a sus casas sin saber que llevaban a un polizón muy peligroso: el coronavirus.

Esta bitácora vital que nos escribe Mateu nos cuenta eso y más, se retrotrae hasta el tiempo de su amor por la radio en el taller de su padre y nos da cuenta de toda su carrera  y su vida hasta llegar a ese día. Se hace densa la descripción y relato de todo, pero precisamente eso es lo que le da la intensidad emocional a lo largo del libro. Solo es un mes y poco más en tiempo real, pero nos parece una vida entera. Una vida que podría ser la de cualquiera y ahí radica otro punto importante de este libro: es un testimonio desde la emoción de lo vivido, la incertidumbre del futuro y, sobre todo, valorar al infinito todo aquello que se tiene... familia y amigos por encima de todo.

Pues una parte importante del relato se centra en el estado de tensión de Kike por la culpa -totalmente involuntaria, nadie tenía idea de lo que pasaba en ese momento-, de haber contagiado a sus amigos del gremio, del trabajo y a su familia. El desarrollo de la enfermedad antes de la hospitalización y la incredulidad de lo que estaba pasando. El cotilleo de la gente del barrio y su intervención con el Twitter para contar su vida como confinado hospitalario y darle tranquilidad al público hablando desde su experiencia.

De esta manera el libro se desarrolla, como he comentado antes, como una bitácora o diario de vida, donde se expone emocionalmente a tal punto que acabas con la emoción a flor de piel y empatizando con Kike, con sus miedos y su dolor, con sus ganas de recuperarse, pendiente de la salud de sus amigos contagiados, enviando ánimos a sus seguidores por el Twitter y dando entrevistas a diversos medios para contar su experiencia en el propio hospital, con mascarilla y toda la parafernalia.

Es un relato ameno, pero denso, se pierde en descripciones, pero eso también nos da el contexto no solo del tiempo y circunstancias, sino de sus sentimientos puesto que su vida ha dado un giro hacia lo desconocido y nos relata todo ese periplo hasta la recuperación y salida del hospital. Y se agradece.

Una historia única contada de la manera más real posible, no tiene florituras, sino todo un entramado de los más diversos sentimientos... se nota que Kike Mateu es querido por mucha gente y es un ser entrañable, siempre tiene buenas palabras para sus compañeros y amigos, una familia maravillosa y un trabajo que ama. ¿Qué malo podría pasar? Hasta que pasa... se describe la incredulidad, precariedad, miedo, pero también mucha fe en la ciencia. Nos ha contado su vida, no se ha dejado nada, ha desnudado su llanto, incluso, y su vulnerabilidad sin ser melodramático, ni exagerado.

Es un relato muy humano, que nos enseña a enfrentar el día a día, sorteando lo desconocido. Nadie estaba preparado para lo que vendría y así lo va apuntando en su bitácora, nos da algunos adelantos en cada capítulo de lo que podría pasar al siguiente. Nos habla desde el corazón y nos llena de emociones diversas. Un libro que puede dejar huella, ciertamente, porque está escrito con la intención de dejar constancia de un hecho que parecía lejano, pero sucedió: una pandemia vírica sin precedentes. Como si estuviéramos en una película de ciencia ficción, pero no. Esto es la realidad, gente. Y así nos lo han contado.

Carol Inabé Barba