Anika entre libros

Nikolái Gógol

Ficha realizada por: Darío Luque
Nikolái Gógol

Título: Nikolái Gógol
Título Original: (Nikolai Gogol, 1944)
Autor: Vladimir Nabokov
Editorial: Anagrama
Colección: Compactos


Copyright:

© 1959, 1961, 1971, Vladimir Nabokov
© 2002, 2022, Anna Renau (de la traducción)
© 2022, Editorial Anagrama, S.A.

Traducción: Anna Renau
Edición: 1ª Edición: Enero 2022
ISBN: 9788433960962
Tapa: Blanda, Bolsillo
Etiquetas: ensayo crítica literaria biografía literatura rusa sobre libros sobre literatura sobre escritores reflexiones decimonónica homenaje
Nº de páginas: 189

Argumento:

Sin ser una biografía ni un ensayo de crítica literaria al uso, este "Nikolái Gógol" es el homenaje más personal que Vladimir Nabokov pudo dedicar, como lector y rusófilo, a su compatriota. Nabokov adopta a ratos una perspectiva biográfica, hurgando en la correspondencia de Gógol y de sus contemporáneos para conocer las razones que motivaron la escritura de cada una de sus obras. Pero más importantes son las páginas que dedica a traducir y analizar las tres novelas que elevaron a Gógol al panteón de la literatura rusa: "El inspector", "Almas muertas" y "El abrigo". Mediante el análisis de estos textos, Nabokov reflexiona sobre ciertos planteamientos estéticos que se hallan en estrecha relación con su propia obra narrativa.

Pese a no ser una de sus obras más conocidas, este pequeño ensayo nos coloca a dos genios rusos, Vladimir Nabokov y Nikolái Gógol, frente a frente.

 

Opinión:

 

Para la mente más inquieta y original del siglo pasado, la de Vladimir Nabokov, el novelista Nikolái Gógol fue "el más extraño poeta en prosa que jamás produjo Rusia". De su fascinación por este novelista (o poeta en prosa, si así se lo quiere leer) nace este ensayo que, sin ser uno de sus textos más conocidos, vale realmente la pena para adentrarse en la obra narrativa de un autor fundamental en el canon ruso. Cierto es que existen numerosos motivos por los que este ensayo no ha tenido la misma suerte del "Curso de literatura europea" o del "Curso sobre El Quijote", pues dichos textos fueron concebidos desde una óptica académica y, en consecuencia, lograron una mejor acogida entre los lectores. Sin embargo, este "Nikolái Gógol" puede leerse, más que como un ejercicio de crítica literaria, como un homenaje personal que Nabokov le dedica a uno de faros intelectuales.

En consecuencia, quizás la postura que adopta Vladimir Nabokov a lo largo de este ensayo no es la que se esperaría de un crítico literario, ni tampoco de un biógrafo o de un ensayista en general. Con un tono distendido, y fiel al sentido de humor que siempre le caracterizó, el autor abre el ensayo con un primer capítulo de cariz autobiográfico. Sin embargo, su peculiar modus operandi llama la atención desde el primer momento: ya en la primera línea asistimos a la muerte de Nikolái Gógol a causa de una 'secreta huelga de hambre'. Terminada su existencia, el resto de su vida pierde importancia, de modo que las páginas siguientes ofrecen una reflexión sobre la corporalidad de Gógol y su fijación con las narices (llega a ejemplificarlo con el freudiano relato "La nariz"). Algo similar ocurre con el relato de su infancia, que queda reducido a una retahíla de enfermedades, pero todo cambia con la aparición de Pushkin, quien compartió con Gógol una estrecha amistad hasta su muerte.

Tras indagar en la correspondencia personal de Gógol para justificar sus viajes fuera de Rusia y las mentiras que contó a su familia, Nabokov se detiene, ahora sí, en el que sería el primer éxito del escritor: la comedia "El inspector"; una sátira social violentamente dirigida contra el sistema de corrupción oficial en Rusia. Más allá de las consideraciones sobre su género (sátira o comedia de costumbres) y su censura, lo que verdaderamente le interesa al autor es la presencia de ciertos personajes secundarios que son, en su opinión, los que acaban configurando la atmósfera narrativa que tanto singulariza a las ficciones de Gógol. Lo mismo ocurre en el análisis que Nabokov hace de "Almas muertas": más que interesarle su argumento, lo que le llama la atención es el estilo y la preeminencia del personaje de Chíchokov, quien compensa los rasgos de 'poshlust' que contiene la narración. Tras perder el don de la imaginación mientras trataba de inspirarse para la segunda parte de "Almas muertas", Gógol cae en una depresión creativa que sólo le deja una tregua para la escritura de "El abrigo".

A lo largo de todos estos capítulos, como decía, Vladimir Nabokov deja a un lado las herramientas propias del crítico literario. No hay en "Nikolái Gógol" un discurso complejo que trate de descifrar las verdades ocultas tras las tramas y los mensajes del novelista ruso. Lo único que nos ofrece Nabokov en esta ocasión es un ensayo de crítica fundamentada en lo sentimental, en el apego al texto, y reforzado con numerosas citas que propician el deseo de acudir a la biblioteca en busca de esos libros de Nikólai Gógol que, si tanto placer le proporcionaron a Nabokov, también serán fuente de gozo para el lector contemporáneo.

 

Darío Luque

 

 

 

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