Nietzsche en Basilea

Opinión:

En 1906, Hugo Ball llega a Múnich con la intención de dar comienzo a sus estudios universitarios de filosofía, germanística e historia. Por aquel entonces, la ciudad bávara se había convertido en uno de los puntos neurálgicos de la cultura centroeuropea, lugar en el que se daban cita numerosos intelectuales y artistas fascinados por el auge de la moda nietzscheana. El encuentro con los textos de Nietzsche había supuesto para Ball una fuerte sacudida de los cimientos de su visión religiosa del mundo; tanto es así que pensó dedicarle al gran filósofo alemán su disertación de doctorado, para la que estuvo trabajando entre los años 1909 y 1910. Una repentina marcha a Berlín -con el objetivo de embarcarse en aventuras teatrales- impide la finalización de la tesis; sin embargo, todavía en diciembre de 1915 Ball seguía dándole vueltas a la idea de terminarla y doctorarse en filosofía. De aquel trabajo se ha conservado un manuscrito mecanografiado de cincuenta y una páginas, revisado por él mismo a finales de 1910, con el título de "Nietzsche en Basilea. Un escrito polémico".

En su tesis, Ball niega que Nietzsche fuera un fiel seguidor de Schopenhauer, si bien reconoce que de él recibió una gran influencia durante sus años de juventud. Esta idea tan extendida, vigente incluso en nuestros días, surgió de la interpretación que Hans Vaihinger realizó de la obra nietzscheana, un paradigma hermenéutico que legó una fuerte impronta en los estudios posteriores sobre el filósofo alemán. Ball difiere asimismo de otro de los grandes tópicos manidos acerca de la figura de Nietzsche, la del filólogo obcecado en su disciplina que, sin sentido crítico alguno, se yergue en el prototipo de humanista devoto de los valores de la antigüedad clásica. Contrariamente, Ball recrea con delicadeza una imagen más certera, la de Nietzsche como sismógrafo de la vida espiritual europea, como uno de los pocos que supo prever con tiempo el gran terremoto que supuso para Occidente la irrupción de la cultura moderna y la crisis del sujeto.

Lejos del academicismo que suele ser habitual en este tipo de trabajos hoy en día, "Nietzsche en Basilea" constituye un documento de especial relevancia para apreciar la temprana recepción y asimilación de las ideas de Nietzsche por parte de la vanguardia europea. Una lectura, además, envuelta en las experiencias estéticas de los años que Hugo Ball pasó en Munich, preámbulo de la eclosión dadaísta de la que el poeta sería una pieza clave junto a su esposa, la también escritora Emmy Hennings (de quien, por cierto, esta misma editorial ha publicado dos grandísimas novelas: "El estigma" y "Cárcel"). Se trata, sin duda, de un trabajo interpretativo escrupuloso y ponderado que, si bien no siempre se atiene estrictamente a los estándares académicos, evidencia un manejo solvente de fuentes, literatura secundaria y aparato crítico. Una investigación inconclusa llevada a cabo con el máximo rigor y la admiración más profunda por Nietzsche y sus ideas.

Darío Luque