Nietzsche. La zozobra del presente

Opinión:

"¿Hasta dónde llega hoy en día nuestra capacidad de oír lo que dice Nietzsche?" se pregunta Dorian Astor nada más comenzar su ensayo, "Nietzsche. La zozobra del presente". Estamos acostumbrados a que nos bombardeen desde jóvenes con conceptos tan repetidos como 'la muerte de Dios', el 'rebaño' o 'la moral de los esclavos'. Sin embargo, se plantea Astor, ¿somos conscientes de lo que significan estas ideas? ¿O las oímos y las aceptamos sin llegar a cuestionarnos lo más mínimo nuestra conducta y nuestra tabla de valores? No hace falta respuesta: son preguntas retóricas. Dorian Astor se propone desde el inicio apelar sin remordimientos a lo que Nietzsche llamó 'el hombre moderno', es decir, aquel que era capaz de entender sus escritos: el lector futuro. No es este el único punto de partida que toma: junto al hombre moderno, Astor sitúa un fenómeno (o sentimiento, como prefiráis) que define de principio a fin el pensamiento nietzscheano, y que es clave para sus lectores: la zozobra, la ruptura, la crisis.

El recorrido que el autor atraviesa a lo largo del libro es nítido y muy fácil de seguir, incluso para lectores poco habituados a la filosofía (eso sí, hace falta algo de conocimiento previo en torno a la obra de Friedrich Nietzsche). El libro se divide en tres partes: "Intempestividad", "Modernidad" y "Eternidad", que a su vez se subdividen en capítulos más pequeños. Dorian Astor inicia su periplo nietzschiano por el principio: por "El nacimiento de la tragedia" y las "Intempestivas", por el Nietzsche más mistérico, aquel que toma sus ideas de la música -la figura de Richard Wagner fue fundamental en sus inicios- y de las religiones antiguas. Tras las consideraciones sobre el sentido histórico que el joven Nietzsche plantea, Astor añade un paréntesis para tratar un texto menos conocido, pero muy interesante, "Sobre el futuro de nuestras instituciones educativas", cuyas ideas serán relacionadas con las de Deleuze y Guattari a raíz de mayo del 68, o con las del Schopenhauer más educador.

En la segunda parte del libro, Dorian Astor penetra, por fin, en el concepto de la modernidad (e incluso en la posmodernidad, de la cual Nietzsche es un pilar esencial). Para desarrollar el pensamiento nietzscheano en torno a las revoluciones, al abigarramiento, a la política y al lenguaje, el autor de "Nietzsche. La zozobra del presente" se apoya en los textos más archiconocidos del filósofo: "La genealogía de la moral", "Humano, demasiado humano", "Más allá del bien y del mar", Anticristo" o "Aurora". Sin embargo, Astor se guarda la obra maestra de Nietzsche para el colofón de su libro: en la tercera parte, al hablar sobre el afán de libertad y de eternidad, saca a colación a autores como Francis Fukuyama o Peter Sloterdijk, y comenta también "Así habló Zaratustra".

A pesar del título tan personalista, es necesario destacar que Dorian Astor evita -conscientemente- aludir a aspectos biográficos del filósofo, pues sabe que ciertos datos permitieron una lectura manipulada de Nietzsche en distintos momentos de la historia. En "Nietzsche. La zozobra del presente", el autor opta por desnudar los textos y presentar a Nietzsche a través de su pensamiento. Un ensayo denso, pero en ningún caso hermético, que conecta el pensamiento nietzscheano con la filosofía de la (pos)modernidad.  

Darío Luque