Nick Carter y André Breton. Una pesquisa surrealista

Opinión:

"Nick Carter y André Breton. Una pesquisa surrealista" es una novela gráfica pero cada página es una única viñeta con un texto a pie de página. Lo que hice yo para no perderme fue leer el texto primero. Os preguntaréis ¿por qué? Porque David B. si ya de por sí solía rellenar sus dibujos (siempre en blanco y negro) con muchísimos detalles que podían pasarte desapercibidos si hacías ambas cosas a la vez (esto me pasó cuando leí "Esquizofrenia" y tuve que volver a repasarlo y vi el enorme trabajo que había hecho entonces), lo ideal era leer la historia (con un ojeo rápido del dibujo) y luego volver a ella pero ya mirando con detalle cada ilustración. Madre mía, qué portento. Cuántos detalles, cuántos guiños, cuántas observaciones os pueden pasar desapercibidas si no miráis con atención. Lo positivo -muy positivo de esto- es que gracias a eso puedes disfrutar de la novela gráfica muchas veces, porque puedes seguir buscando y localizando, y entendiendo… y valorando más la obra.

Desconocía el caso del personaje de ficción de Nick Carter, un tipo que no ha tenido un solo escritor, un personaje que ha tenido guiones incluso a cuatro manos, un poema que hasta se adaptó en la radio… No solo era Nick Carter el objeto de deseo de los escritores, los autores apostaron por otros coprotagonistas o personajes que aparecían con él y además de teatro hubo pintores interesados. Estaban en la época de lo folletinesco y querían homenajearlo. Muchos se implicaron. David B. lo narra muy bien en su prefacio.

Para André Breton el surrealismo era muy importante, tanto que fue el fundador del movimiento surrealista. Comunista -también aparece aquí en algunas de las viñetas qué ocurre con esto-, padre de una niña llamada Auba con su esposa, Jacqueline, la que le abandonó, creó una obra en parte autobiográfica titulada "Nadja".

David B. hace aparecer a Nadja dos veces, y ambas impresionan, pero aún impacta más el comentario que hace Nick Carter sobre su muerte.

Como ella, aparecen en un ejercicio experimental narrativo e ilustrado, una Frida Kahlo que impresionó a Breton (no era correspondido de la misma manera), o una Gala (naturalmente aparece Dalí, rey del surrealismo en el mundo de la pintura) seductora y compinchada nada menos que con el Doctor Quartz. Y es que aquí los personajes reales se mezclan inevitablemente con los ficticios, y el historietista convierte a unos y otros en compañeros, cómplices o conocidos gracias a la ficción.

Mientras Nick Carter busca lo que ha perdido Breton, a él le persiguen los personajes folletinescos con los que se codeó durante sus vivencias narrativas.

Esa misma historia surrealista se trasluce o se interpreta en cada uno de sus dibujos. Puedes perderte en ellos, observar, buscar, traducir mentalmente la relación con el texto… en suma, disfrutar muchísimo de su enorme trabajo ilustrativo.

Debo advertir que aunque en la web se vea una portada estrecha, este volumen es apaisado, está encuadernado en tapa dura y tiene el lomo de hilo.

La vida de Breton, a pesar de parecer ser imposible condensarla en un comic de algo más de 50 páginas donde solo hay tres líneas de texto bajo cada dibujo ¡está casi entera! Lo esencial aparece, y eso que él es coprotagonista porque aquí Nick Carter es quien se introduce en los bajos fondos, se mete en líos y vive la aventura más loca de su vida.

Sencillamente… es magnífico. Vale para los amantes del surrealismo, los de la imaginación y la creatividad, los seguidores de André Breton o David B., o los fans de Nick Carter, y para cualquiera que se atreva a dejar sorprenderse.

Anika Lillo