Los rostros de Victoria Bergman 2. Trauma

Opinión:

Esta segunda parte mantiene el estilo de la primera: retazos de vida, pequeñas pistas, vislumbramos el pasado de Victoria, sufrimos indeciblemente con su tormentosa vida (la de su niñez, la de su juventud y también la adulta), y conforme avanza la novela… respuestas. A quien le haya parecido al iniciar la trilogía que no se enteraba de nada, decirle que siga leyendo, que está hecho a propósito: los autores te dejan vislumbrar apenas unos detalles porque más adelante vienen las respuestas, y son de esas que suelen dejarte noqueado. Además, quien tenga miedo de recibir tanta información y no retenerla (porque son muchos personajes y apellidos suecos que no siempre memorizamos bien) que se quede tranquilo porque cuando Jeanette va atando cabos nos pone cada cosa en su sitio. Ella piensa en voz alta y nosotros seguimos el hilo sin dificultad. No obstante yo soy de las que dobla la esquinita de la página para volver a ciertos pasajes y creedme… hay tanto que tenía casi todo el libro marcado. Al final todo queda claro… bueno, menos lo que no quieren que quede claro porque en el tercero se resolverá el resto.

No esperaba, ni por asomo, que esta segunda parte fuera mejor que la primera, la imaginaba más como un puente entre el inicio y el final, pero ha resultado ser una bomba de relojería. En general los lectores tendremos muy claro quién se esconde tras los crímenes, pero nadie se espera que aparezca alguien más a participar en el juego de las venganzas. Porque de nuevo aquí hay unos cuantos asesinatos y todos llevan la misma palabra: venganza. No abandonamos el tema: estamos ante asesinos en serie y enfermedades mentales.

Personajes traumatizados pululan por "Trauma" (véase la relación entre descripción y título), y por si fuera poco lo están por el sometimiento bajo el que nacieron y crecieron, decisiones ajenas sobre su cuerpo cuando aún eran demasiado niñas. Y digo bien: niñas, porque esta vez conoceremos a alguien más aparte de Victoria Bergman, en un viaje a Dinamarca donde reside parte del misterio. Cuando leí eso que no puedo contar y que está relacionado con alguien que no es Victoria Bergman, solté el libro con un wooow, y respiré hondo. ¡No me lo podía creer! ¡Qué bombazo! En ese momento de la novela todo cambia mucho y te toca repasar todo lo que sabes, atar más cabos -y llegas más lejos que Jeanette de nuevo, porque tú sabes mucho más que ella-, y fliparlo entero. Cuando vuelves a retomarlo ya no puedes despegarte de él. Es una bomba atómica de lo más inesperada. Y fijaos que hubo un momento en que describen a Victoria en Sierra Leona y hacen un comentario que me hizo suponer lo que luego me dejó K.O., pero como no se volvió a nombrar lo dejé pasar. Eso sí, no lo olvidé, porque estaba convencida de que podía ser información útil. A pesar de ello me ha sorprendido igualmente porque ya no lo esperaba.

Jeanette sigue fascinada con Sofia; Sofia recuerda a la niña de la foto, y Gilah… De Gilah tenemos que hablar. En el primer volumen Gilah era la niña protagonista de las visiones del pasado cuando los autores nos llevaban a Kiev en 1933. En este volumen Gilah ha crecido y está en Dachau. Nos contarán un pequeño detalle que grabaremos en la memoria y nos preguntaremos ¿por qué aparece y quién es esta Gilah, qué relación tiene con todo esto? Y por supuesto veremos ese nombre relacionado con la sociedad a la que pertenecen todos estos depravados sexuales pero seguiremos sin saber lo que necesitamos saber. Para eso está, deduzco, el tercer volumen, para resolver las dudas que quedan.

Lo que me pregunto es cuántos quedan por matar.

En "Trauma" entramos de lleno en la mente perturbada de Victoria, una mujer a la que Jeanette está buscando porque oficialmente no existe. Si habéis leído el primero entenderéis de quiénes hablo en todo momento (nunca doy demasiadas pistas para no destripar lo más importante de los argumentos). Bien, pues en este volumen Victoria empieza a flaquear y a recordar cosas que le hacen saber qué ha hecho ella, qué ha vivido ella y qué no. El problema es que cada vez que piensa que no ha hecho nada malo, encuentra algo que le indica que ha vuelto a salir de casa… y de nuevo no recuerda nada. En cierta forma es una sorpresa tras otra para ella y para nosotros que, como le pasa Victoria, ya no sabemos qué pensar (hasta que explota la bomba, claro).

Si "Persona" era un campo de minas que explotaban casi a cada paso, "Trauma" lleva una bomba atómica en su interior.

Tengo clarísimo que la tercera parte resuelve cualquier duda que nos haya quedado porque los autores han jugado a despistarnos, pero la sensación no es tan incómoda como para abandonar. Hacedme caso, leed la trilogía. Ya he comenzado "Catarsis" con unas ganas locas.

Anika Lillo