Los divagantes

Opinión:

Guadalupe Nattel, ganadora del premio Herralde en 2014 con Después del invierno, regresa con una colección reducida de relatos cortos cuyo denominador común es el planteamiento de qué ocurre cuando rompemos la rutina y nos adentramos en terreno desconocido, cuando intentamos ser lo que no somos, hacer lo que no solemos hacer. Las ocho historias nos llevan al límite de lo real y lo fantástico, con personajes que se enfrentan a frustraciones, miedos y encrucijadas de difícil decisión.

La galería de personajes que recorre los relatos son individuos mermados, limitados, que tienen problemas para asumir la realidad (el actor frustrado en "La vida en otro lugar", la familia herida en "La impronta"). Cualquier decisión es difícil cuando se ha perdido el rumbo, así que "Los divagantes" -título en sí expresivo y definidor-  se equivocan, tardan en reaccionar, abrazan la magia o lo desconocido porque es mucho mejor que lo que viven ("El sopor", quizá el relato más valioso de la colección.)

En las entrevistas de presentación del libro, la autora mexicana siempre ofrece la idea de que somos una sociedad perdida, desorientada, errática. Los valores anteriores pueden ya no ser válidos, el mundo ha mutado tanto y tan rápido que muchas personas no son capaces de adaptarse. Cada uno de los relatos hace una pintura al fresco de ese  intento -torpe, mal medido- de ajustarnos a los requerimientos de lo contemporáneo. Los relatos responden bien a estas dudas que genera la sociedad de la información, la ruptura de la familia tradicional, los nuevos roles de sexo.

Con una prosa elegante y bien labrada, de una aparente levedad que esconde buen oficio, Nettel nos muestra las dificultades de vivir en lo que llamamos demasiado a la ligera la normalidad. Se preocupa de las herencias inmateriales de las familias, de los dilemas existenciales, el éxito y el fracaso, la búsqueda del amor y la felicidad. Acercarse al libro es aproximarse a estos divagantes, personajes que luchan por encontrar su lugar en el mundo. Algo tan sencillo de expresar pero tan difícil de realizar.

Rafael Ruiz Pleguezuelos