Las tres de la mañana

Opinión:

Este sugerente relato nos descubre que esa incomunicación que puede habitar en la cotidianidad de la existencia puede vencerse por las más extrañas casualidades.

Porque esta hermosa historia precisamente habla del re-conocimiento mutuo, que surge de un inesperado diálogo estrechamente ligado a una convivencia física forzosa. Un relato que habla un forzado encuentro entre un padre e hijo que se descubren como absolutos desconocidos, asaltados gracias al azar por la sorpresa de una exploración mutua que conduce a una experiencia sentimental impagable.

Carofiglio derrocha calidad literaria en ese relato de conocimiento mutuo, de ese padre e hijo a los que una enfermedad se conjura para que la distancia de lo cotidiano y la fuerza de la palabra, inseparablemente ligados a una conveniente sucesión de ambientes que los alejan de su realidad cotidiana, acaben provocando un cambio radical en una relación que pasa de la nada al todo en unos pocos días.

Una obra bella, inteligente, sensible, más sugerente que explícita, que se devora sin necesidad de aparatosas situaciones y hechos inusuales tan del gusto de muchos narradores. Sin superfluos artificios de estilo ni estructura, gracias a un estilo directo, eficaz, tan secuencial como un guion cinematográfico, que nos permite acompañar durante esos pocos días y noches a dos individuos que consiguen reinventar un lazo de sangre en una intensa y hermosa complicidad humana.

Una historia de complicidades inesperadas, de la importancia de la comunicación en el silencio que habita en el ruido cotidiano.

Un libro de indudable interés para padres y sus hijos adolescentes, que encontrarán un buen motivo en esta lectura para aprender valorar un presente continuo que será irrecuperable en el futuro. Sin que eso suponga una posible excusa para el eventual desinterés de otros lectores que no gocen o padezcan de esa condición familiar, porque les atraerá la posibilidad de encontrar buena literatura en este magnífico relato.

Jorge Riet