Lamento lo ocurrido

Opinión:

Richard Ford vuelve a dar una lección de maestría literaria, de su reconocida genialidad creativa, con su propio estilo, único, que se entronca y enaltece con la mejor tradición narrativa contemporánea norteamericana.

Un conjunto de relatos en el que se suceden historias de personajes intensos, cotidianos, sometidos a situaciones emocionalmente intensas, sujetos a situaciones que dan pie a ese lamentarse por lo ocurrido. El brusco despertar del imposible sueño americano, que con la pluma de Ford alcanza una veracidad inapelable.

Un retrato de soledades, frustraciones, engaños, complicidades, vanas esperanzas, desapegos y traiciones.

Una implacable sucesión de personajes encadenados a los inesperados vaivenes de sus vidas, con la felicidad como un anhelo escurridizo, a menudo inasible, tan ansiado como condenado a la certeza de la realidad inapelable.

Relatos intensos en el que los protagonistas viven situaciones que les empujan a finales abruptos, escribiendo las páginas finales en algunos capítulos transitorios de sus vidas, como metas efímeras que cierran un pasado y quedan en estado de expectativa para un futuro incierto.

Un ejercicio brillante de disección de los sentimientos más radicalmente humanos, con unos relatos que aprueban con sobresaliente nota el escrutinio de una veracidad y credibilidad que hacen de esta obra, como las otras de Ford, una expresión perfecta de nuestra época.

Una obra que es un privilegio para los lectores, una fiesta de la literatura, una oportunidad brutal para el que se adentra en estas historias, que sirven de espejos para una realidad probablemente no muy distinta a la de los propios lectores, aunque sus escenarios y personajes sean tan típicamente norteamericanos que nos permiten percibir las sutiles diferencias con nuestra realidad más cercana. Matices que no menguan su formidable arte para la descripción de nuestra sociedad, que encuentra en estos relatos su cronista perfecto. No se la pierdan.

Jorge Riet