La rueda está pinchada

Opinión:

Lo que cuenta Jihad Masmoudi en este libro es en parte biografía, con el día a día de un intérprete; también ensayo, con una prolija y extensa descripción de los sistemas y estrategias para desvalijar al prójimo; y, además, crónica de sucesos, con una extensa colección de los variados hurtos y robos que denuncian las víctimas en las comisarías.

En su inmensa mayoría, todo ocurre dentro de Barcelona, una ciudad cosmopolita que atrae una inmensidad de turistas, de los cuales siempre habrá alguno que será objetivo de cualquier delincuente. O no, que también hay denuncias falsas, casi siempre para cobrar un seguro, sea por la sustracción de un móvil de alta gama o una agresión sexual.

El ámbito en que se mueve el autor, por su condición de intérprete de árabe, francés e inglés, implica, casi sin excepción, a personas extranjeras, que son con las que ha tratado a diario, para que sus denuncias puedan ser tramitadas.

Simplemente, el hecho de que haya personas contratadas a jornada completa para atender esa enorme cantidad de denuncias de los turistas que visitan Barcelona, ya me parece bastante grave para una ciudad donde el turismo es una muy importante fuente de ingresos. Eso sin contar la carencia idiomática, incluso respecto del inglés, de los funcionarios policiales.

A la vez, aporta su visión, como persona ajena, de cómo es y cómo se comporta la sociedad española, incluida la catalana, con su diferencial que rara vez saben explicar, limitándose a lo que le han metido en la cabeza desde hace bastantes años.

A mí me ha parecido que "La rueda está pinchada" constituye una crónica social muy instructiva, sobre todo por ese punto de vista que nos mira desde la distancia propia de pertenencia a otra cultura, de manera que puede así mostrarnos esas peculiaridades que, por comunes, nos pasan inadvertidas.

Selin