La polilla en la casa del humo

Opinión:

En este mundo subterráneo existen dos tipos de adicciones: a las drogas, especialmente por parte de los ninis -como sería el protagonista- o a los implantes para mejorar el proceso productivo minero (aquí añadiría que el proceso creativo del autor estuvo acertado, me ha sorprendido realmente).

Tienen su propia mafia, y niveles que les ponen en mejor o peor situación: cuanto más arriba, o sea más cerca de la superficie (de esto hablaremos luego) en mejor posición se está (mejor alimentados pero también más cerca de los que llevan el cotarro: el mafioso de turno [si hubiera presidente del gobierno, sería algo así pero con el apellido de Capone] con una mujer como cara visible, y los religiosos que, como pasó en su momento en nuestra propia historia, se encargan de vivir bien a costa del sufrimiento de los demás. También existen leyes pero todo converge en lo mismo: esclavitud. Si eres un nini no tienes porvenir, y si trabajas eres un esclavo que tampoco tiene porvenir. No hay esperanza ahí abajo.

Guillem López nos habla de críos y jóvenes famélicos o de hombres implantados con las más extrañas creaciones que sólo sirven para seguir esclavizándose. El aire no se respira arriba, tienen que aguantar con aquel con el que han nacido y que siempre está bajo tierra, la miseria y la pobreza es lo común, la deshumanización acaba convirtiendo a las familias en productores de esclavos, y los sueños es lo único que les queda a algunos jóvenes.

Veintiuno y su una* hermana Ancas (no es un error como lo he escrito)* tienen sueños o metas. La principal: no ser esclavos como los demás. Pero tienen dos opciones, convertirse en delincuentes -o terroristas o lo que sea que se pueda ser ahí abajo-  o dejarse matar por el hambre y la enfermedad mientras el humo del bok nubla sus sentidos. Hay una tercera vía: trabajar para los de arriba. Veintiuno opta por medrar. Ella, que es todavía una cría famélica a la que empiezan a crecerla las tetas, lleva un tiempo con las polillas, chicas que quieren salvarse de lo que les ha tocado vivir como esclavas y como mujeres. Sus otros hermanos y su un* padre (no es un error como lo he escrito)* hace tiempo que se entregaron a dios de la mecánica.

Una de las cosas más llamativas de Guillem López como autor es que es original a la hora de contar historias (me dejó alucinada con "Arañas de Marte") pero en este caso también juega con el lenguaje, de ahí que haya escrito "su una hermana" y haya añadido (no es un error como lo he escrito). Quien haya leído la novela seguro que solo pensó una vez que era un error. Hay cierta deshumanización en esa simple elección, y es, justamente, lo que envuelve toda la historia: Veintiuno traicionará a varias personas, lo hará para vivir mejor que los demás, y no tendrá reparos en mentir aunque su elección le quite lo mejor que tenía cerca.

Novela oscura y deprimente, pero sobre todo opresiva. Si pensáis que no os la estoy recomendado, todo lo contario: un diez. Las reflexiones a las que te lleva y la forma en que juega el autor para hablarte de la traición y la deshumanización es mucho mejor que cualquier best seller firmado por autor famoso.

Anika Lillo

Foto homenaje: